lunes, 24 de noviembre de 2014

SIN RUMBO

“Pau que estica torto morre torto”. Como podrá la partitocracia bandearse a la democracia cuando su objetivo y principal deseo es la cleptocracia? No sería el impuesto la principal prueba de tan virtuoso principio y fin de su existencia?

 La gran mayoría de los votantes fuimos bautizados como ingenuos, cándidos y genios corderos, luego los cambios no son permitidos a nuestra idiosincrasia villana. Aunque lo intentemos, el cambio será harto difícil. Y todavía mucho más difícil si consideramos que el voto de toda la gran masa de genios ingenuos solo sirve para homologar la cleptomania de la tan respectada y enriquecida clase de corderos montañeses.

Nos han hecho pensar que el hábito no hace al monje.  Fue inútil recomendación de que no se debe juzgar por las apariencias externas. Aquí nadie juzga la capilla que cubre la cabeza del hombre, se trata de constatar lo constatado a lo largo de un gran abanico de situaciones. Ya conocemos la bandera que visten la esencia de los elementos que componen la partitocracia. Hay excepciones, es verdad, pero ellas son eliminadas por un rígido control interno y el dulce perfume de la pureza se evapora en recuerdos de prudente resignación.

Para la cleptocracia, los medios justifican su misión. Y todos los medios, para ser  atractivos, vienen rellenos de aparentes bondades, todas crujientes en papel maché.

Un nuevo cleptopartido, estructurado por tan ilustres candidatos, como aquellos que usted sugiere por  este medio digital, sería un suceso con garantía de calidad, entendida la calidad como reproducción exacta de lo proyectado en las intrigantes intenciones.

Parece usted muy modesto en el número de colas anudadas al chicote del peón expuesto. Forman legión y, como la legionela, son aptas a producir profundo dolor de cabeza, que puede variar entre una simple sorpresa o una mortal pulmonía.

Cambiar el rumbo es tarea difícil, mismo para un experimentado marinero, mormente si la galera no lleva remos y el viento no ayuda.


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