viernes, 30 de abril de 2010

DEVOTO POR UN DÍA

El resultado práctico de la comisión pro “fuera el voto emigrante” traerá a España una sustancial economía en recursos de capital humano.
Un mil y trescientos millones de-votos cuestan al CERA, por ocasión del recuento, unas ciento y cincuenta personas/día. El interés pago a ese capital humano será del orden de 3 kilos brutos (entre patatas, cebollas, carne de cerdo y unas pitadas de sal) y dos litros líquidos (entre agua, vino y cerveza). A todo esto habrá que acrecentar los gastos con  logística para transporte  de media tonelada de víveres y el correspondiente consumo de energía no renovable para generación de CO2. En fin, nada que las cenizas de un muerto en el exterior no puedan pagar, pues, aun cuadriplicando el gasto de capital humano en España y repasada la cuenta a los emigrantes, cabrá a cada uno el reintegro de menos de un kilo de sardinas por voto. No resta la menor duda que los herederos de estos votos muertos sentirían extremo orgullo en pagar con bananas todo ese gasto, y quizás mucho más, si les fuera solicitado.
Infelizmente, con ayuda de la futura ley que exenta el emigrado de su deber de voto, 150 ocupados por una día a cada cuatro años engrosaran el ya viscoso caldo de 5 millones de desempleados que, sumados a tres dependientes, contará la friolera cantidad de 15 millones, todos con necesidades mínimas para subsistir con un kilo de jureles, los correspondientes gastos con sueldos de altos cargos  y las estrategias mirabolantes de la logística con distribución.
 Si la subcomisión considera este pequeño detalle de la real economía española, la subcomisión de sabios consejeros de todos los españoles residentes (no necesariamente españoles y presentes) podría sugerir al parlamento supresión del voto de todos, sin excepción,  desempleados con registro en el INPS y respectivos dependientes. A fin de cuentas, toda esta gente ha dejado de contribuir a lo que el gobierno nos impone por contribución, y por encima reciben un sueldo  (llamémosle contribución restrictiva) para producir absolutamente nada que no sea manutención de altos cargos.
El moto-lema será claro: Parado no trabaja, parado no vota.
Nadie en España se sentirá ofendido, pues es sabido que la Constitución de España bien nos avisa que todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades  y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacer discriminación en razón de sexo.
Argumento más claro para limitar los gastos con votación no encontrará la subcomisión ni en la sombra. En España no trabaja quien trabajar no quiere. Luego, por deber y derecho constitucional, quien no trabaja no tiene derecho a voto y será excluido del sufragio universal en todas sus modalidades, locales, autonómicas, nacionales y europeas. Vive Dios, que no habrá en el cielo acuerdo más correcto para el tal de-voto por un día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario