Si esas cuatro parejas encargadas de la reforma de la LOREG tuvieran que ser elegidas por el valor democrático de sus nombres, en proceso legítimamente democrático, lo tendrían muy difícil por la pobreza argumental de sus opiniones y el absurdo de sus sofismas dialécticos.
Es de esperar que surja el Garzón de los emigrantes y encuadre esa comisión en delito de lesa patria por intentar manipular el sentimiento de los que marcharon por necesidad a la emigración y ahora sufren la pesadilla de ser doblemente extranjeros por la voluntad y decisión de ocho gallofos histéricos, sibaritas hipócritas, castradores de devotos parroquiales y traidores de la fe, pensamiento y sentimiento de un millón y trescientos mil emigrantes.
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