lunes, 12 de abril de 2010

REGRESIÓN

No solamente nos niegan criterio para tener y buscar información, mi buen amigo Luis Tosar, también niegan a si mismos la capacidad de escoger y elegir candidatos del lugar. Cómodamente, a la sombra de un nogal de piedra, agua fresca si la hay, y una ración de chorizo, algunos esperan que el coach organice el equipo y el árbitro decida el partido. Son ciudadanos de primera que consiguen transformar sus mentes en cascos fieros y duros. Ajenos a los derechos naturales del gallego, están miopes o ciegos por la distancia que los separa del vecino al otro lado de la calle.
Para algunos aun no ha llegado el tiempo de información y mucho habrá de tardar si a ellos les es cómodo no pensar y se conforman con solo mirar lo que solo muestra la televisión, pues, a nuestro parecer, si ver es bueno, mejor es aprender con el deber de usar los cinco sentidos que dios nos dio: vista para ver donde está el gallego; oído para escuchar lo que dice y piensa; tato para sentir su presencia, aunque lejos esté; olfato en contribución asociativa con la memoria para que nos haga sentir y comprender, por el paladar, las delicias perfumadas de un caldo con grelos, cuando en ciertas circunstancias no haya otra cosa para comer.
Es curioso leer las razones del trabuquero Nero: Fidel Castro y sus hermanos, hijos de gallegos, ellos solitos desde Cuba pueden apoderarse de Santiago. Realmente es un motivo para ese incendiario romano viva asustado en Galicia.
Otro con trabas en los limites del raciocinio es aquel que nos espera fumando, algo que, como buen gallego, nunca debería fumar, y así le va el pensamiento por caminos de identidad extraña: es gallego quien paga impuestos. Naturalmente, el tabaco es el producto más tasado de todos consumidos en Galicia, luego, a quien espera fumando y deja la vida pasar debemos ponerlo en el equipo que decide por todos los gallegos como los gallegos debemos pensar y obrar.
El cyrano, por narigudo, sigue el mismo partido de los pagadores de impuestos. Admitido este principio, los millones de turistas que pasean por Galicia - todos pagan impuestos por todo lo que comen, beben, mean y cagan - tendrán a su disposición (si es que ya no la tienen) el destino de Galicia.
El Madera, hecho a imagen de palo duro, no sabe que Galicia es algo más que el terruño donde pisan sus pies. Lo extraño en él es que, con tal pensamiento, aun quiera decidir lo que pasa al otro lado de la rua, en otra parroquia, en otra provincia, en España, en Europa, cuando los tataratataranietos de emigrantes celtas, suevos, godos y vándalos, residentes en la Galilea ibérica, sean llamados a emitir opinión amorfa en forma de voto.
Tanta reyerta por un puñado de votos de los que vivimos en América, que sabemos que nada decidimos porque en Galicia no existe poder democrático del voto (sea emigrado o residente),  es algo preocupante que debería ser puesto como tema para análisis de la idiosincrasia del gallego residente. Haría pena regresar a la infancia para concluir que los nietos de nuestros padres revelarían su gene de loro, como tan sabiamente lo demuestra Foderico, el Robinhood de los desesperados de Mugardos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario