miércoles, 7 de abril de 2010

VESTÍBULO INFERNAL

Viendo como el tiempo nos castiga con azotes temporales, yo busco en los registros de casi 10 lustros memorias de haber visto cosa igual. No recuerdo haber observado el cielo tan inclemente como el de este año. En algunos lugares se muestra tan rabioso que ya no deja duda sobre el trauma que lo afecta. Parece un demonio vengador con ansia loca de arrasar todo y todos que, por querer dominarlo, lo molestaran.
En Rio de janeiro, el mar y cielo combinaron como inundar la ciudad maravillosa con agua y barro. Al mismo tiempo que el mar subía a su nivel más alto en muchos años, nubes concentradas en las montañas arrojaban sobre los morros y valles densamente poblados toneladas de agua, sorprendiendo a todos y provocando el caos urbano.
A esta altura, el noticiario ya confirma más de 80 muertos en Rio de Janeiro como consecuencia de las lluvias que caen sin parar. Mitad de ellos ocurrieron en la ciudad de Niterói después que montes encharcados con lama volcaron su furia sobre casas, calles y coches transitando por las avenidas. Prácticamente, toda la ciudad de Rio fue paralizada como consecuencia de las inundaciones.

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