Sí, yo ya lo sabia.
Sim, eu já o sabia.
Yes, I know it.
Eu xa o sabia en calquer lengua. Ahora se descubre lo que yo siempre supe. No existiese ese foderico con su lengua ferina, jamás alguien en esta bola redonda tendría conocimiento de la realidad de los hechos. Y los hechos, feitos como están, fueron y son exactamente así como él los relata en su magnífica epopeya financiera.
Todo origen del mal está en el loro. Habría que investigar primero el origen de esa herencia para saber como ella fue ganada, y también conocer si la gran parte de aquella gran ganancia (100 milloncejos - que se dicen en tres segundos pero que para contarlos al loro le llevaría 3 años con sus respectivos días y noches, sin cualquier otro tiempo para comer y beber, ni otras cochinadas típicas del loro, que, aunque civilizado, tiene necesidad perentoria de realizarlas) fueron convenientemente repartidas en la proporción mitad para el fallecido ahorrador y mitad para el tributo constituido por gracia y santidad de la razón del estado de la santa misericordia.
Como podemos observar, por la narrativa del juglar Luis, la descripción homérica de los hechos acontecidos carecen de información suficiente para justificar la verdad incuestionable de lo que pretende demostrar. Siendo así, debemos contratar un perito en gestión tributaria para que nos elucide de la verdad de los hechos. Como no es permitido la presunción de delito para cualquier pobre que se haya enriquecido, como el testador en destaque, ni para cualquier rico, aunque sea loro, que antes haya sido pobre, es menester formular el debido proceso y encaminarlo a la autoridades juiciosas para que marquen pauta en la historia del zorro y este haga justicia en toda su real extensión popular.
En la génesis del loro descubro su natural hábitat. En la floresta amazónica, Adan lo llamaba camatonga, ajurujurá (en gallego axuruxurá), papagaio trombeteiro, papagaio común. Su dominio geográfico abarcaba las tierras hoy conocidas como Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina. Se alimenta de hojas, castañas, frutas, semientes y brotes tiernos, comida abundante en su tierra de origen. Se alimenta por el brazo izquierdo, pero es el derecho el que le da sustentación. Aunque no presente dimorfismo sexual, el loro es monogámico y vive con su esposa una feliz y productiva vida, que puede durar lo que yo pretendo que dure la mía.
Como vemos, Señorias, el preceptor testamentario del Loro Foderico tenía suficiente ración para amellar por razones de su poderoso bico la suficiente riqueza y dejarla a sus herederos loritos. El gran problema, Señorías, es que, en tan largo tiempo con una esposa capaz de engendrar cuatro loritos por estación, al juzgado de causas triviales podría personificarse más de mil papagayos. Algo que no parece haber ocurrido en el caso del loro foderico.
Señores, no quiero extenderme a porfía en el caso que a seguir tan hábilmente ha sido descrito por la magnificencia dialéctica del enclítico doctor Luis, el de las demenciales torres de Mugardos, patrón mayor de los fodericos de este autónomo país de los toxos, nogales, carballos y castañeiras.
Concluyo, Señorías. Lorotando contra el parecer de lo que el señor Luis define como ficción, yo, desde lo alto de mi tribuna, afirmo que la herencia tiene justo origen y ella pertenece a todos los legítimos herederos que, por la mano de dios o la del diablo humano, habitamos en la fértil tierra. Desaprópiese, por razones de justicia social, todos aquellos que con fútiles motivos se hallan aprovechado, sin picar una única castaña, de la herencia del sénior y sabio Foderico.
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