viernes, 21 de octubre de 2011

TASAS DE ORO


Más de mil y doscientas páginas de cuento libre llevamos leído desde el 20 de noviembre de 1975. Coincidencia o no, en aquel año yo pude regresar a España después de un longo exilio de 15 otoños. Volvía yo lleno de esperanza y con muchos planos para hacer de mi vida una vida ejemplar, pero me cubría el temor de que las autoridades militares me obligasen a cumplir el gran deber de morir por la patria o la desdicha de vivir sin razón, lo que provocaría separación irremediable entre dos cuerpos que amandose de verdad habían jurado vivir juntos hasta el final de sus vidas.

Coincidencia o no, el 20 de noviembre próximo es una data ofrecida a los españoles para que decidan cual de los dos caminos será el mejor, el del regreso a la ferocidad de un militar general o a la suavidad tierna de un zapatero obrero. Dada las circunstancias en que estamos sumergidos, la escoja nos hace temblar por cualquier de las dos piernas que queramos caminar y muy dificil se nos presenta dar el primer paso en esa laguna formado por pantanosos meandros.

Libertad, libertad sin ira libertad, guárdate tu miedo y tu ira porque hay libertad. ¿Y si no la Hay? Decimos los viejos que hacéis lo que os da la gana. Pensamos los viejos que el caballo ya corre desbocado por la milonga sentimental. Son razones de caballo viejo y cuando el amor llega así de esta manera uno no se da ni cuenta, el carutal reverdece, el guamachito florece  y la soga se revienta. El potro da tiempo al tiempo porque le sobra la edad, caballo viejo  no puede perder la flor que le dan porque después de esta vida no hay otra oportunidad.

La oportunidad aprovechada por la revolución de las rosas en Portugal es también buena memoria de un tiempo en el que me dejé deslizar por una vieja calle de Oporto para alcanzar el Duero a orillas del mar. Fue la gran oportunidad de un disparo que no ha permitido ayer al fenicio Gadafi explicar su enorme fobia a la libertad. 

¿Carregamos exceso de equipaje? Tal vez lo sea ese libro apergaminado por tangas hojas escritas con tan pocos ojos a mirarlo. No hay respuesta que defina con claridad la ilusa capacidad de hundirnos en la ilusión cuando somos seducidos por leyes que ninguna verdad llevan al vertedero, aunque por ellas paguemos lacrimosas tasas para que otros brinden al cielo con tazas de oro y perlas del mar.

Libertad sin ira :
Milonga sentimental:
Caballo Viejo: 

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