sábado, 1 de octubre de 2011

LOGICARIUM PARVORUM


Cuando un juez teme recurrir a la justicia, es de creer que mucha cosa no va bien en esa institución que compone el tripode que ofrece base para sustentación de toda organización social.

El poder desarrolla en quien lo ejerce una aureola de vanidad y prepotencia. Y el poderoso pasa a creerse a sí mismo un Dios, distribuyendo juicios a diestra y siniestra para descabellar la vida ajena. Algunos son humildes soldados, uniformemente armados; otros, magistrados togados con vestes talares, ropa rendada, botón, cintura, fibrilla, mangona y camisa interna con punta girada, todo muy inflado al estilo soberbio de un desquicio soberano, absolutamente capaz para provocar temblor en el resquicio más honesto del alma humana.

El mundo es porquería, yo lo se; lo es ahora, también lo fue ayer. Queremos cambiarlo y lo cambiamos a todo momento para poder lamentar como onten fue  mejor que hoy y mañana sentiremos saudade por lo que ya pasó. Y mucha razón conduce la plegaria de Alfredo en sus andanzas por la costa política, esa costa que él llama casta y transita por los penedos de la voluptuosidad, pulcritud y castidad. Sendero por demás dificil, puesto que por los extremos no hay pulcro que resista y el trípode de los tres poderes se resquebraja en cualquier punto del recto que los une.

Hace 20 años, ajo más, ajo menos, escribía Gorbachev nuevas ideas para su país y el mundo. Eran ideas de construcción y reestructuración social. Los lazos de unión entre poderes y pueblo estaban muy debilitados. El interés nacional se centraba casi exclusivamente en la busca de valores económicos, ignorándose  el real valor del trabajo y la esperanza en el futuro del trabajador. Muy desmoralizado el sistema de entonces, era indispensable recriar un buen clima en toda nación para permitir avanzos en los programas de la perestroika.

Todos los países tienen muchos problemas, pero nuestro país tiene más problemas que los demás. Para sentir tal afirmación basta ver las tasas de desempleo y promover por ellas una ligera reflexión para concluir sobre la cruel situación del clima tormentoso que se abate por toda geografía ibérica.

Algunos dirán, y lo dicen, que en la desgracia nacen oportunidades de la que algunos se aprovechan para hacerse cada vez más ricos. O demo está en todo lugar y su poder se muestra más productivo que el poder de dios. Por falta de escrúpulos, algo que Dios no le supo dar,  o demo inventa proceso restaurativo de la fortuna de los endemoniados al coste de la pobreza y miseria de los expoliados.

Avanzamos por el estado de logicarium parvorum que algunos desean temperar a palo, mano seca o a puño cerrado, envolviendo conceptos estereotipados e ideológicamente comprometidos. Agitan su particular verdad como si fuese la verdad particular de todos, de tal forma que en este estado pandemónico de juicite desvairada, donde falta pan huye la razón.

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