martes, 7 de diciembre de 2010

BODA ALEGRE

Andamos sobre la cuerda bamba de sistemas y poderes de los otros días; tomamos aliento encima de los tojos de una posada que encuentro sobre el camino cuando plácidamente resuelvo mirar de reojo a los controladores que controlan el revolar de pájaros sobre el corralito de la cornisa ibérica. Leo incontinente los amores de sarrillo por mi antiguo camarada Lula, muy preocupado el pimientilla por el caza-cazas Rafale de la diosa Bruna, a quien todos nos gustaría poseer, si poseídos fuésemos por el calvo de la lotería navideña.
Ayer, la constitución de los constituidos habitantes de España, en medio a un controlador alarme general,  cumplía su trigésimo segundo aniversario. El tiempo, en toda la península, no estuvo propicio a los festejos típicos de este simbólico día. Por otro lado, con tanto desempleado a llorar sus desgracias, un examen pormenorizado del valor contributivo de lo que supuestamente puede ser deducido de tan amplia carta no pasa en la reválida. Y la reválida en este momento es necesaria para preservarla de los rigores temperamentales de la tercera edad.
Los siete padres podrían haber escrito algo mejor. Pero Dios en su infinita sabiduría también podría habernos hecho hombres mejores y sin embargo no lo hizo. Es lo que hay. Es lo que tenemos. Si queremos mejorarlo habrá que reformar el molde. Y ya sabemos que por un único molde, hecho a semejanza con escoria de una fundición, continuaremos muy aproximadamente iguales o imperfectamente diferentes.
El poder de hecho se asienta en su poderosa capacidad informal de ejercer influencia política. No necesita estar legitimado, pero legitima todo que necesita y condena todo que le molesta. Admite no interesarle la fuerza, pero  emplea la fuerza con extrema destreza cuando desea mostrar su poder fáctico. Y lo hará siempre que en su estrategia de conservar el poder se vea amenazado por ideologías amenazantes a  su natural status quo.
El triunvirato fáctico, reinante en la era de la transición, después del adviento de la constitución setentaochentista aumentó considerablemente su potencial artrópodo. La sociedad de la araña mostraría su eficiencia en la habilidad de crear un simbionte azul del ave marino como esqueleto protector. A los spider-man se unirían las spider-girl  por promoción de un casamiento perfecto. Y ahora un poco envejecidos, el maravilloso casal artrópodo resuelve ofrecer  el riso líquido de sus venas para que los grim hunter del apocalipsis sigan bebiendo el precioso licor, acompañado con trinchas de carne de bochornosa fiesta, sin olvidarse de la gloria de una infértil ceremonia.

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