miércoles, 22 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, III

En perfecta armonía, la mujer y Xan dividían todas las labores que necesitaban hacer para cumplir el pasa-tiempo. A la mujer Xan le dio el campo. A Xan la mujer daba el fruto de la cosecha. Como Xan era más acostumbrado a nadar, ella le ofreció una barca para salir a navegar, solo para verlo desaparecer en el despeñadero del atlántico. Como siendo hecha de hígado, que fácilmente se repone de grandes sustos, Xan enviaba la mujer a los acantilados donde crecen los percebes. En los días que el efecto de la luna la impedía, el palo hecho de la costilla de Xan realizaba su función y, como por aquellos días a los malos  tratos no cabía diagnóstico, la mujer se las componía como podía para hacer feliz su hombre Xan, macho sabio, extraído por milagro de un fecunda combinación: tierra, bosta de vaca y caca de cerdo, todo junto y amacigado por el tiempo que no existía..
El extraño no tenía piel escamada, ni rabo de cobra, pero en su cabeza alongada destacaba nariz puntiaguda, boca grande y lengua afilada. Decía querer conocer la mujer que tan dulcemente el papá habían creado. De su aljibera arrancó un monte de oro y lo depositó en posición adecuada para reflejar las chispas del sol que por aquellos tiempos eran inmensamente relucientes y cegaba los ojos incorruptos  del incorruptible Xan. Como los ojos de ella eran de hígado, el tiempo los trajo a luz primero que a los ojos de Xan, qué cegados por el brillo, parecían dormir.
- Señora, dejo a sus cuidados esta caja de oro. Soy un extraño, y Xan no me conoce, pero se que usted tirará provecho del valor que alberga el cajón  y hará que Xan sea el primero humano de la tierra a usurear todo el poder que del oro emana y, por tal razón, será más fuerte y poderoso que el papá del Niño, ese vanidoso y autoritario semejante del hombre, que él mismo ha hecho, para su gloria, la del niño y la del espíritu que une los dos.
En un primer momento, la mujer tuvo miedo de lo que de la caja podía tirar, pero, repuesta del miedo, prevaleció la curiosidad que toda mujer tienen por el misterio.  Dentro de la caja destacaba una carta que la mujer quiso leer antes que Xan despertara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario