martes, 16 de diciembre de 2008

COLGAR

COLGAR

De acuerdo con los dictámenes legales de la Real Academia Española, vengo, por esta, en auxilio de mi señor, explicar a los vándalos de Roncesvalles lo que este humilde sacerdote del exegesis ibérico entiende de los caprichos de la lengua suelta al régimen de euforia democrático.

La libertad de expresión alcanza todos los hombres en su calidad de seres humanos, a diestra y siniestra de cualquier punto marcado en la raya. Libertad de expresión significa decir lo que sale del alma y entender lo que brota de las pelotas. No es por otra cosa que el futbol, expresión explosiva del pie, es tan vitoreado por unos y tan odiado por otros. La bola  redonda es resultado de innúmeras pasiones que los individuos chutan sobre el césped de un campo religiosamente preparado para tan transcendental evento. Las pasiones también se cuelgan para equilibrar y compartir el peso de una carga en los serones que los machos de carga transportamos por el mundo.

Colgar es verbo que transita para expresar que algo o alguien pueden ser sopesados sin que alcancen el suelo. Aunque un poco fuera de uso, colgar también significa regalar una alhaja en celebridad del día de su santo. Al verlo colgado en una angarilla, colgar  nos transmite la idea de que una persona está herida, enferma o es un cadáver. Coloquialmente, colgar traduce la idea de ahorcar, y ahorcar, entre otras cosas, significa contraer matrimonio.

Que ha querido decir, entonces, don Manuel al expresar ponderación al degüello de los partidos nacionalistas, que en el lenguaje de caballeros peregrina idea de un señal de lucha?

Pues eso ahí, ha querido decir que está en pie y dispuesto a montar en su caballo guerrero y blandir su colada y la descansada tizona contra los enemigos que ataquen su señor, Iberia y su Rey. 

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