sábado, 27 de diciembre de 2008

EMIGRANTES ESPAÑOLES

EMIGRANTES ESPAÑOLES 

Sin duda, hay muchas formas de decir las cosas y cada uno las cuenta como sabe y quiere decirlas. Por ejemplo, Ricardo Varela no es más torpe que cualquiera otra persona. Con tal afirmación, al pretender negar la torpeza de un individuo estamos afirmado un concepto de torpeza generalizada. Así, al querer decir que los muertos emigrantes votan en las elecciones españolas,                      ascendemos a la categoría de generalato todos residentes ausentes, emigrantes o a servicio de alguna actividad en el exterior (comerciantes, empresarios, cuerpo consular, soldados, empleados diversos). Peor todavía, admitir repetidamente que el voto de los muertos deciden elecciones en Galicia, equivale a la emisión de un certificado de incompetencia de todo el cuerpo involucrado en el trabajo de copilar los votos; y, a mi entender, esto sería suficientemente grave como para invalidar cualquier acto de reconocimiento de vencedores y vencidos.

Varela traduce con inteligencia el sentimiento oculto que anda por atrás de las afirmaciones de Quintana y Feijóo. La distancia que separa los arroyos Iapoque y Chui, en el Brasil, no es muy diferente de la que separa Moscou de Cee. Votar en urna centralizada en Paris obligaría a todos los gallegos a efectuar una placentera peregrinación a través de los Alpes. Confieso que la idea me parecería excelente no fuese la intolerancia de mis rodillas y el acoso bandolero de la gota. Consecuentemente, al esparramar la idea del voto en urna para los Ausentes, lo que ambos caciques de la pequeña y gran agremiación partidaria de Galicia desean es anular la esperanza que los emigrantes tenemos de continuar siendo españoles.

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