jueves, 23 de julio de 2009

DE LA CALMA AL PÁNICO

De la calma litúrgica por un paseo de la macarena durante la lluviosa semana santa, bordeamos la costa del pánico. El otro día, habiendo bajado la temperatura y el cuerpo siendo resfriado con una ligera lluvia, subió por mis humores una fuerte ansiedad acometida por el miedo delante de las noticias de que el virus porcino anda suelto y circula libremente entre nosotros.

En casa, la primera a reclamar fue mi esposa. Tenía tos, le dolía la cabeza y el pecho la angustiaba con dificultades al respirar. El día siguiente fue mi vez: estornudos repetitivos, nariz rojiza, cansancio al subir escaleras y pérdida momentánea de la visión. La reacción instantánea fue correr impulsado por un sentimiento de fuga con intención de huir de aquel momento de ansiedad y buscar refugio en la sanidad de un hospital de urgencias.

El ataque no fue viral, como hoy placerosamente puedo reconocerlo. Fue un gran susto provocado por el trastorno del pánico. No corrimos al hospital como lo exigía el embrujo del miedo. Decidimos esperar por el comportamiento y solidez de la crisis que nos acometía. Después de un té bien caliente y descanso de algunas horas, la salud de mi esposa se hizo solvente. La mía mejoró con una fuerte yemada preparada al estilo en que mi madre me cuidaba de la gripe cuando yo era niño.

Felizmente la ferocidad de la gripe porcina no pasó de un ligero resfriado. Digo felizmente para nosotros porque ya nos pasó el susto y volvimos a la calma. No obstante, continuamos alerta delante la ferocidad del agente viral que no se intimida ante la fuerza y el cerco que le opone el Estado. Muy diferentes de la gripe aviaria H1N5, que prefería volar por las alas de pájaros migratorios, los lujosos aviones de alta velocidad son el transporte preferido del fluente A(H1N1). Su hospedero preferido son hombres y mujeres, directores, gerentes o funcionarios de grandes empresas que, por hábito y necesidad de sus labores, viajan permanentemente administrando la riqueza global.

El papel del Estado continúa siendo esencial para combatir este moderno y colosal enemigo. Lo hará mejor si evita el pánico con conocimientos bien armados y estructurados en alarma de la fiel y útil propaganda, dando a conocer a todos los ciudadanos lo que pasa y como se podrá evitar lo peor cuando se produzca un flanco en el cerco que nos aprieta. Aunque estamos en el verano, Galicia deberá redoblar el esfuerzo por contener el avance a la gripe suina, ya que nuestro territorio fue diseñado para paraíso de todas las gripes.

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