miércoles, 11 de noviembre de 2009

PAN DE PERCEBES

PAN DE PERCEBES
Es sorprendente constatar como nuestros paisanos en puestos presidenciales de alguna cosa se desarbolan por poco, o por nada. Un tordo anuncio de un cosmético vulgar desata la ira de vulgares actores en la industria del turismo y, contra cualquier otra mejor expectativa, acusan exactamente de lo opuesto que esa industria cosmética promueve.

España cuando era mucho menos opulenta e infinitamente menos arrogante consiguió un hecho aparentemente imposible después de su desastrada y fratricida guerra civil. El mundo pasó a ver en el español una clase laboriosa, aguerrida por el trato justo de dar precio justo a las cosas producto de su trabajo, arte y competencia.

La palabra barato expresa muchos conceptos en diferentes personas, y también en un único individuo conforme la tracalera intención del predicado. Barato es algo que se logra con bajo esfuerzo. El antónimo de barato, en tales circunstancias es el fraude o engaño. Pero hay situaciones ideológicas en que barato también es sinónimo de su antónimo engaño o fraude.

Por otro lado, tenemos la palabra caro que lleva en su alma la fuerza de expresar algo comprado o vendido por un esfuerzo más alto que lo que realmente le corresponde. Es del sentido común saber que lo caro grava y dificulta la vida tanto de quien compra como de quien vende. El objetivo final de Caro es siempre el desastre por aniquilación del esfuerzo de las personas sometidas a su imperio.

En algunos momentos empleamos la palabra caro como adjetivo calificativo de una persona querida; pero la verdad es que se trata de un automático e irracional  eufemismo, puesto que cuando un amigo, o persona querida, sale demasiado caro ya no se trata de amistad y sí de un caso patológico de aguda enfermedad cuyo destino sabemos ser el descalabro del comportamiento.

De cualquier modo, por intermedio del perfume jornalístico exaltado por las neuronas de mi amigo J.M. Ramos, dos elementos de la cultura mediática han visto que el merchandising periodístico les ha salido extremamente cheap; como infinitamente gratis les ha salido esta mi representación de lo que considero el martillo y yunque de parola modelada a frio.

Qué tipo de turista se entusiasmaría por viajar a uno de esos territorios emblemáticos bautizados con nombres tan bizarros como Costa del Terror, Paraíso da Locura, Val dos Morridos, Bode Vello, Garganta do Demo, Peixe da Agonia, Monte dos Matados, Pan que Apetece Comer y no es Pan.

¿Costa da Morte es nombre para turismo de calidad? Si lo es, y el turista asocia los hechos futuros de lo que prescribe el absurdo topónimo con una mínima referencia a la calidad ISO, ya sabe lo que le espera. Y en sana consciencia, al caro turista, engañado por los horres salitrados con lágrimas da morte, se irá descansar en parajes menos agresivos, a sabiendas que lo caro en temas de terror nunca compensa. Pan barato y bello cuerpo no son incompatibles en el vívido paraíso de la cuna de Percebes. Arrogancia y preconcepto son olores que destilan esencias que ahuyentan el turista de calidad, sea pobre, sea rico. ¿Nonsí?

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