jueves, 19 de noviembre de 2009

SALVA DE APLAUSOS

Amigo Carlos: te salen muy mal las cuentas en ese episodio de la guerra por el dominio comercial del pacífico atún. Tu sermón suena rústicamente parcial. La catraca mecánica gira emitiendo el sonido de un roce ruidoso, ignorando la sensibilidad auditiva de los lectores. La noticia de un hecho de interés periodístico debe ser descrita exenta de ánimo propagandístico y partidario. Mal andamos los gallegos si delante de un problema de la gravedad sugerida por el secuestro del Alakrana, por un grupo de alibabás, guillemos tels, rodrigos de vivar o descendientes de Zapata, nos ponemos a soltar cañonazos a diestro y siniestro, como en aquellos tiempos que el siniestro no disponía de torpedos para su legítima defensa.
 
Veamos las cosas con una lente diferente. Los somalíes, como antes los canadienses en la guerra del fletan, decidieron aplicar sus particulares leyes en protección de sus riquezas naturales, que ellos consideran ser pirateadas por los atuneros y asociaciones afines. Los hechos prueban que esos niños, presos en edad pubertaria, fueron unos verdaderos caballeros y parecen haber recibido una educación pro solidaridad humana que en mucho carecen nuestras escuelas, en las que prevalece la cultura de lo impuesto por alguna razón, que se concreta en el porque sí, sin más razón.


En todo ese embrollo, el gran problema a resolver radicaba sus tubérculos entre humos reivindicados por dos países con gobiernos diferentes y distintas culturas. En el medio del follón se interponía la vida de inocentes marineros y dos jóvenes defensores del credo que profesan. El precio pago por la libertad de los marineros (y no del buque puesto que este, aún habiendo nacido español, cambiara de patria) no está a la altura del valor que vidas gallegas y españolas merecen. Por tanto, el Gobierno Zapatero, habiendo negociado la repatriación de españoles atrapados por aquellos que llamamos piratas y ellos a nosotros, lo mismo, ha conseguido un logro que merece ser aplaudido por los españoles del mundo entero. Y esto incluye también a todo los gallegos residentes en Galicia.

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