miércoles, 18 de noviembre de 2009

POTENCIA CORNÍGERA

Potencia cornígera
En todo intenso articúlelo sobre un atunero de fabricación vasca, bandera de la Republica Seicheles y tripulación parcialmente gallega, destaca la postura altanera de una asociación con fines políticos, irracionalmente crítica y mordad de un lado y, del otro, un estado discreto, sabedor de la estrepitosa masa candente de castañas a la brasa arrojadas sobre el saco al pie de los genitales.


Todo depende de la lente que uno en su contingente análisis utiliza. Conforme determinada altura de mira ya observara, el estado complejo de negociación entre un Estado, fragmentado en muchas comunidades, y otro Estado, unido por los mandamientos de una fe que cree en el más allá, era tarea extremamente dura para las autoridades peninsulares.


Y precedentes de jurisprudencia no faltaran en los archivos encajonados en la historia de ambos países, Galicia y Somalia. Recientemente, un héroe del mar, martirizado por el sorpresivo oleaje en la encrucijada del Atlántico con el Cantábrico, fue encarcelado sin motivo que contemplara la razón mínimamente común del capitán Magouras y su marinera tripulación. Después de tensas y cinematográficas negociaciones, el pagamento de un opulento rescate abrió las puertas a su dignidad, celebrada con libertad y euforia típica de un héroe que consiguió salvarse dos veces: de la furia de Hércules, a su paso por Muxia, y de la saña monetaria del reflejo millonario de la peseta, traducida en su equivalente euro a la tasa de uno por uno, nueves fuera. Por mi dolor de cabeza, consecuencia de los olores del piche petrolero evaporados por el reflujo de la corriente marina en la ría de mi pueblo, ningún recate me fue pago. Los marineros del Serpent en 1890 no tuvieron la misma suerte cuanto a los efectos de la furia del mar, pero fueron recogidos con más honor y sepultados con la dignidad de un marinero ingles, sin exigencia de tasas, tributos o rescates corsarios. Esa honra a mi no cupo, aun siendo percebiano, porque el cielo, mar y tierra estaban administrados por intereses capitalinos, impeditivos del ingreso de un hombre pobre en el reino de Acá. La alternativa era el reino de Alla y para allá, muy lejos, partí.


Si a España la representa el cuero de un toro, Somalia es conocida por el cuerno de África. Aunque sepamos que el cuero de un toro bien cuidado y curtido es extremamente fuerte y se emplea para el pataleo de los pies y el confort del culo, un cuerno, si bien afilado, consigue atravesarlo. Una coraza agujereada no flota en el mar. Así que no adelanta preguntar si un buque de España corre peligro en las costas de Somalia. Es un peligro aleatorio, es cierto, pero fusando en la zona habrá que pagar por el fusario y el corsario bien conoce su potencia cornígera.

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