Aceptación, en la visión de Aguila
Una vez más consigues con tu escrito generar la controversia necesaria para alimentar este intercambio de opiniones, en el marco ejemplar del respeto incondicional a la opinión del otro.
Recuperado ya el ánimo dialéctico tras el revelador descanso de un intervalo acunado entre melodías de soles y claves, materializada la realidad sustancial del incierto futuro político de la Villa de Perceebes, y ahondando en la reflexión y la reciprocidad de los dones o dádivas de tu “voto volitivo”, extraigo con profundo pesar que todo él (-voto) gira en torno a la entrega…. Y nunca a la aceptación, que al fin, es la primera de las leyes del espíritu.
Pues no es más transcendental para el asunto que nos ocupa la generosidad en la aceptación que la de la propia entrega?
Hay mucho más en juego estos días que reuniones, acuerdos, conversaciones a tres, cinco o siete, declaraciones a prensa,…mucho, mucho más….
Cierto que el pasado ya es ido, cierto que el futuro es incierto. Pero lo que vivimos hoy es un regalo: por eso le llamamos “Presente”, el mejor de los dones, la mejor de las dádivas.
Darse, donarse (no insisto esta vez en los matices diferenciales que tan sabiamente has sabido exponer)…. no tiene sentido si no hay aceptación.
Son reflexivos desde el momento en que se dan o donan a sí mismos, y a lo que representan: la confianza de otros muchos que a su vez se dieron o donaron.
Son recíprocos porque se dan o se donan el uno al otro, en intercambio ejemplar y simbiótico, para procurarse –también reflexivamente recíproco- un bien común.
Pero son invalidados si en yuxtaposición no se alumbra el asentimiento. Solo el consentimiento les puede convertir en transitivos, porque será entonces cuando consigan un verdadero complemento directo.
De qué sirve el mayor de los esfuerzos, la más valiosa entrega, si no hay disposición a la adhesión?
Lo que supone el mejor y más importante aval de un resultado político, excepción de la mayoría absoluta, es la majestad de ser la candidatura más votada. Pero a fuerza de desautorizar ese aval con su comportamiento a lo largo de su trayectoria política, combinándose con colores y formas diversos despreciando el nº de votos, y solo como condicionante sumar siete, ha conseguido el candidato Independiente pulverizar el único argumento capaz de sostener su derecho “moral” a ostentar la alcaldía de Cee. Eso, suponiéndole capacidad para tener derecho moral, que ya me parece mucho suponer a estas alturas y en sus bajezas…
Y en lo que a todas luces aparece como un desesperado intento de supervivencia se oferta a los de Zaira como ramera en busca de chulo que la mantenga…. cuatro años más.
No tardará en hacer lo propio donándose a los nacionalistas, disfrazado de cordero, rana, cerdito, lo que sea con tal de que se traguen el cuento.
Y es aquí donde entra en juego el más grande de los conceptos, que invalida en sí mismo cualquiera de los otros dos: LA ACEPTACION. Qué inútil darse, qué estéril donarse, cuando no hay receptáculo dispuesto.
Claro que a la soberbia de Ramón siempre le quedará la opción reflexiva de esos dos verbos, mientras en franca minoría, rige cuatro años más el destino de Perceebes.
Aceptación, en la visión de Ceeíbero
La aceptación en circunstancias diversas puede ser atribuida a realidades diferentes. A un contrato, como aceptación de un acuerdo. A la resignación de las personas, enfrente a un acontecimiento hostil. Al destino, como elemento imponderable de la vida. A una dádiva, que bien se recibe por el supuesto esfuerzo de haberlo conseguido.
Aceptar las cosas como ellas son no significa que yo concuerde con el comportamiento o abuso de otra persona. A rigor, que concordemos con nuestras fallas ni siquiera significa que aprobamos todas ellas. Como regla, nos acomodamos en olvidarlas o en no darles el enfoque que merecen.
Es verdad que el mayor de los esfuerzos para la más valiosa entrega de nada sirve si no hay disposición para la adhesión, conviniendo en algún dictamen o partido de la parte contraria. Si no hay receptáculo dispuesto a la adhesión, la donación se esfuma como el humo. ¿Y que es lo que queda? Exactamente dos cabras pastando en un círculo vacio y un burro regodeándose en la fértil pradera. Y el rebaño ¿Quién lo cuida?
Hombre, no me digan que dios cuidará de las ovejas, que el señor suficiente ya tiene para cuidar de sus pastores.
¿Sobran alternativas? Claro que sí, y muchas, pero dadas las circunstancias absurdas del sistema electoral, legal pero sin un pingo de racionalidad y coherencia con lo que se supone ser democrático, la alternativa será la alternancia durante los próximos cuatro años de vacas magras, y la indignación que habrá de provocar tal estado.
Dices que los de Zaira no serán receptáculo de la adhesión y el donarse será un hecho reflexivo. Habría que analizar la intención de ese supuesto obstáculo. Estratégicamente los de Zaira quedarían en la posición privilegiada de ser los primeros después de un seguro proceso de impeachmen (impugnación de mandato en moción de censura) que, seguro, levantarán contra Vigo. Vigo en una posición secundaria se haría viscosamente opaco y el interés de los electores se concentraría en las nacionales.
La estrategia del primero también puede servir para el segundo, en menor escala pero con cierta probabilidad de que los descabezados independientes opten por señalar Oca su señor.
Y entonces ¿en que quedamos? ¿Un donarse sincero de Ramón no estimularía la razón de Daniel a darle un buen cargo en la sanidad pública? Veríamos un estado de aceptación muy conveniente al gusto del pueblo. Esta sería la razón principal, pero otras razones también las hay, y el concello no debe pero habrá de tener buena caja, siempre predispuesta a la aceptación de intereses de quien tiene el poder de elegir alcalde de Cee. Infelizmente estos no son los que pagan, ni los que en ellos votaron; son las divinidades que dejaran de ser pueblo.
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