domingo, 26 de junio de 2011

SUELDO ALCALDABLE


Hablábamos que de las actitudes se vislumbra un determinado comportamiento  cuando  el supremo mandatario de una comunidad, muy poco común en el contexto de las comunidades peninsulares, iba dibujando su particular principio capaz de dar dimensión correcta al buen tamaño del sueldo de un alcalde.

Partamos de un sueldo ofrecido al alcalde de Corcubión. Supongamos, para facilitar el argumento de mi caro presidente, que mil euros es todo que Fuentes está dispuesto a recibir para mantenerse en el punto de equilibrio Y permita su estancia de regidor a tiempo completo. Los mil euros divididos por la población de Corcubión determinaría un parámetro para determinación del sueldo de los alcaldes en 315 concellos gallegos. Esto es, 1000 euros divididos por los 1900 habitantes darían cincuenta céntimos de euros que, como tributo a su divino alcalde, cualquier habitante debería estar dispuesto a pagar.

Por un sistema de comparaciones sucesivas llegaríamos a la explosiva idea de tener que pagar al presidente de la junta un sueldo mensual de un millón y cuatrocientos euros. Parece mucho dinero pero, a rigor de la tesis, tener un alcalde y un presidente apenas costaría un euro/mes en la cuenta de cada gallego; menos que la cuenta de un móvil espallafatoso.

Bueno, es de mi ignorancia saber que ni el alcalde de Corcubión ni el jefe de la xunta a tiempo completo serían incapaces de regir las demandas que surgen en sus poblaciones por cuenta de los impuestos que los demandantes no consiguen pagar. Dando por supuesto de que esto sea verdad, sería fácil al jefe de la xunta contratar auxiliares que lo ayuden en la administración de sus deberes. En régimen de igualdad absoluta, un buen líder, con carisma de sacrificado austero, se limitaría a vivir decentemente en la punta de un equilibrio presupuestario, determinado por los mil euros de Francisco de Corcubión. Cada gallego,  por la virtud de un tronco clonado, tendría 1400 presidentes, mientras que los infelices habitantes de Corcubión tendrían que dormir con un único alcalde.

Cada presidente, obtenido de la igualdad del clone central, podría concentrarse en la resolución de problemas que los dos mil gobernados de por sí no consigan resolver. Por los parámetros antes establecidos, los casi dos mil de Corcubión tendrían dos servidores a un gasto total, por la cuenta de salarios, de dos mil euros mensuales. Nada que en una buena jornada, faenando en la costa, no consiga rendir.

Podemos, para reforzar el argumento que desarrollamos en función del rollo que se pretende establecer,  buscar apoyo en las más pobladas naciones del mundo civilizado.

Lo que gana el presidente chino ha de servir de parámetro para determinar el sueldo del presidente gallego. Ni imagino la remuneración de Hu Jintao como presidente de tan vasto país y simultáneamente secretario de uno de los partidos más poderosos del mundo, pero por muy elevado que sea, aun ultrapasado el Everest, si lo dividimos por el número de chinos adictos a su comando, veremos, por cuestión de ajuste hipotético, que supuestos  100  mil euros de sueldo mensual divididos por mil millones de contribuyentes proporcionarían un resultado que, aplicando el principio de equivalencia propuesto por mi amado presidente, a él, presidente de la Junta, le correspondería un sueldo mensual de 280 euros, cien menos que, a los servidores de su excelencia, retornados con cualquier titularidad al paraíso, la seguridad española paga por cuenta de la condición de demandante de empleo.

Sin descartar los parámetros arriba descritos, creo conveniente buscar nuevos argumentos para justificar la retribución de los alcaldes, sabiendo, por razones empíricas, que ningún sueldo ofrece garantías de ética y moralidad frente al abuso de algunas propuestas.

2 comentarios:

  1. Cada mañana subo al autobús que me lleva al destino donde, a lo largo de la jornada, defiendo con la mayor eficiencia posible el puesto de trabajo que honrosamente me permite dar sustento a los miembros dependientes de mi familia.
    Observo al conductor. Deposito en sus manos mi vida y confío en su capacidad profesional para dar cuenta de que la misma no me sea arrebatada por negligencia a él imputable.
    A lo largo del recorrido y tras siete paradas, son muchos los viajeros que han subido y bajado del vehículo, posiblemente sin la evidencia de que, como yo, podrían estar haciendo el último viaje de su vida si el chófer del autobús fuera incapaz de cumplir con su responsabilidad.
    Hablamos de vidas humanas. Cada día, todos los días del año, la vida de miles de usuarios de transporte público.
    Este conductor tiene un retribución mensual bruta de 32.000 € anuales, distribuidos en 14 pagas que incluyen el condicionante de turnos y festivos.
    No es mayor la responsabilidad del cirujano que, rodeado de un equipo de profesionales de incuestionable capacidad, se dispone a extirpar un órgano dañado para restablecer la salud a un paciente. Y con una media de tres intervenciones diarias (las de la clínica privada no deberíamos computarlas porque posiblemente tampoco contribuyan al sostenimiento del gasto social…. Y todos sabemos de qué estoy hablando!), me salen a 60 vidas al mes en manos del supuesto buen hacer de este profesional. Sin embargo, su retribución anual rondará los 60.000 € anuales, y sin duda su actividad laboral ni se aproxima a las ocho horas diarias…
    Todo ello me lleva a la conclusión de que, en realidad, el salario percibido no remunera la responsabilidad asumida, y no puede considerarse directamente proporcional a la misma.
    Tampoco sería justo valorar el trabajo realizado en función del esfuerzo dedicado a la obtención del puesto, ya que si bien para ser chófer de autobús se requiere destreza, habilidad, conocimientos técnicos y superar una prueba para obtener la capacitación profesional, a todo ello podría no haber dedicado más de tres meses de su vida, mientras que el galeno tendría que dedicar muchas horas de estudio y prácticas a lo largo de su vida para adquirir el diploma que le faculte y la correspondiente plaza. Por otro lado, de todos es bien sabido que algunos sientan sus ilustres posaderas en nobles sillones de despachos oficiales que de inmediato les otorgan categoría de Excelentísimo o Ilustrísimo sin más mérito que ser hija, sobrino o concubina de quien tenía potestad suficiente para poder favorecerles en esa medida. Así las cosas, el chófer cobraría menos que el facultativo, pero el excelentísimo cobraría menos que el chófer. Impensable!
    Tampoco está reconocido como mérito la experiencia y antigüedad de presentarse a lo largo de cinco legislaturas como candidato para unas elecciones y no haber sido capaz de ganarlas, ni alcanzar mayoría suficiente para gobernar sin tener que regatear como ramera del Retiro…
    Sería, pues, una buena opción, ya contemplada en el derecho civil como “pensión compensatoria” la valoración de que en el cambio de actividad de un cargo electo que se ve obligado a dedicar su tiempo al servicio de la comunidad que se le indemnice en la medida de lo posible en proporción al esfuerzo realizado para el desarrollo de tal actividad y que esta indemnización no suponga al mismo merma en sus ingresos, ni por otra parte, ocasión para lucrarse con ello. (Continúa)...

    AGUILA

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  2. Sin duda no es lo mismo gestionar el Ayuntamiento de Madrid, ni el de Bilbao ni el de Cee ni el de Corcubión…. También es cierto que el número de técnicos y trabajadores a disposición del mandatario de turno no pueden igualarse. Difícil la programación de las Fiestas de S.Isidro, a la que un nutrido grupo de expertos, asesores y cargos de confianza dedican muchos meses del año. Algo complicada la organización de las de S. Marcos de Corcubión, donde una comisión de voluntarios recauda a duras penas el importe suficiente para que, añadido a la menguada aportación municipal, permita disponer de unas horas de música orquestal en la plaza del pueblo.
    Más complicado se me antoja explicar cómo las Festas da Xunqueira, con alcalde, concejala de Cultura, comisión de fiestas, técnicos al efecto y otras lindezas podrían retribuirse justamente en función de su resultado y de la responsabilidad de quien debería responder del mismo, porque en ese caso, a juzgar por lo acontecido con Manolo Tena, pagos en B y “Orquestas” aparte, los números me salen negativos. Y todavía no conozco ningún caso de cargo político que haya tenido que pagar al contribuyente por haber hecho mal el trabajo.
    Cuando empresa y trabajador firman un contrato ambos acuerdan dar valor pecuniario al tiempo que el trabajador va a estar a disposición de esa empresa realizando una determinada tarea. No habría nada más justo que tomar como referente ese mismo valor/hora trabajada para cerrar el tema del sueldo del alcalde.
    Al que no le compense el dolor de cabeza, que haga uso de su libertad de no firmar ese contrato. Ni más, ni menos.
    Pero vamos a dejarnos de fantasmadas, de una vez. Y pongamos encima de la mesa la nómina, declaración de la renta del ejercicio anterior, comprobante de ingreso de pensión…. O cualquier otro documento que se exige al ciudadano cuando quiere acceder a algún tipo de prestación social y que justifica el nivel REAL de ingresos per cápita. Esos mismos por los que el trabajador cotiza y contribuye.
    Y a ver si nos vamos a llevar una agradable sorpresa cuando comprobemos que, en realidad, alguno de los alcaldables que están aceptando rebajas en sus desorbitadas pretensiones salariales, en realidad van a ser una ganga a mitad del verano!

    AGUILA

    TÍTULO: EL CODIGO DE HAMMURABI

    ___________________________________
    Y mi respuesta a la INFORMACION en Google

    http://www.youtube.com/watch?v=rtjPrbaXkTA

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