martes, 14 de junio de 2011

PREMIO BOCHORNOSO


Bochornoso es el premio dado a Amancia como regalo a su magnífico desempeño en la campaña por la alcaldía de Cee. En cualquier lugar del mundo civilizado, a una persona que consigue vaciar de jugadores su equipo y ahuyenta del campo los espectadores, difícilmente conseguirían ofertar un laurel tan significativo como la sinecura de tres mil euros a cambio de nada  y por durante cuatro años.

Yo y todos los de mi pueblo no vimos en esta señora virtud suficiente para merecer tales honores. Pero hubo 10 personas, incluyendo Amancia, que sí conocen suficientes méritos para que ella continúe en la caballada por cuenta de los impuestos que sus paisanos, empleados, empresarios y los abandonados a la miseria, son obligados a recoger a las arcas del concello, diputación, Xunta, Estado y a la Comunidad Europea.

Amancia consigue, por el gesto de sus compañeros, elevarse a la condición de modelo ideal para la juventud de toda comarca de Corcubión. Buscarán en ella los pasos que en su ilusión los conducirán a un objetivo. Estudiarán arduamente, con disciplina y vigor, alguna profesión de elevado prestigio pero de pingüe oportunidad en nuestro mercado de trabajo. Desilusionados, al no saber lo que hacer, se espejarán en la sombra de íconos modelos, que nada o poco han hecho para subir a la cumbre donde duermen laureados de tres mil euros.

Yo, pecador, confieso que en la zaga de mi difícil vida no dispongo de elementos suficientes capaces de evaluar, ni para el bien ni para el menos mejor, el virtuosismo de esta señora de Ameijenda. La vi aparecer del nada, como un cisco aparece en el ojo. Tuvo un acto involuntario de inteligencia, después de declarar que había trabajado demasiado en las elecciones del 2007, al aliarse con Ramón Vigo  a cambio de un sabroso sueldo, absolutamente inadecuado a la potencialidad de su formación intelectual. Ahora es diputada provincial, alguien que en presunción de inocencia facilitará o dificultará la aplicación de proyectos en nuestra zona, algunos en la perfecta medida de intereses ocultos.

No integra el perfil de su personalidad vocación para anular en sus ingresos sueldos no compatibles con la naturaleza del trabajo realizado – Se teño que devolver una semana de traballo, devolvoa, ou dónoa a una ONG. Na miña conciencia non vai quedar ni un euro non traballado – asi se pronunciaba Amancia Trillo en el calor de la operación orquesta.  En otra ocasión diría que no le parecía ético cobrar por un trabajo que no se hace. No obstante, ahora se muestra muy feliz delante de esa extraña honraría diputacional, que le otorga premio a la vida por el único motivo de vestir la cabellera que consiguió fluctuar en el rebullicio de un cuerpo de trece secciones, hundido en el maremoto del 22/mayo.

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