martes, 28 de junio de 2011

ETERNO PAISAJE


Pienso de continuo en el núcleo urbano y en los alrededores que iban impresionando mis sentidos al ritmo del crecimiento de mi cuerpo sano. Ese fue el marco de mi convivencia en constante equilibrio, asociado desde la antigüedad al esplendor de la vida urbana. La emigración ha sido una componente en la composición  de su paisaje. Muchos hogares fueron abandonados delante de la imposibilidad del joven pródigo retornar en condiciones de sobrevivencia digna. No cabía forzar la dignidad con movimientos rebeldes.

No había como evitar el mutuo estremecimiento, sentido por mi y por mi madre, aquel primero de marzo de 1961. Era algo previsible en el sentimiento de las madres de entonces. Es también algo previsible en las madres de ahora. Solo que en aquellos tiempos la separación significaba una especie de muerte en el convivio urbano para dar lugar a una vida de sueños del que se alejaba, y cultura de una imagen petrificada para la madre que perdía el hijo.

Cuenta mi amigo conde , traduciendo el sentimiento de Ricardo Muti,  extraído de un vibrante video grabado en el Teatro de Opera de Roma , el arte y la cultura italiana constituyen la mejor seña de identidad del país. No me opongo al gran valor que constituye el arte y la cultura en la formación patrimonial de un pueblo, pero me duele que mi amigo conde le atribuya, por osmosis sentimental, el beneficio de otorgar al arte y cultura la mejor seña de identidad de quien quiera que sea.


Vete, pensamiento, vuela con tus alas penadas. Vete y posa en los valles acantilados de aquella dulce ría, donde el aire cálido transporta la suave fragancia de mi suelo natal. Oh patria mía, tan bella y perdida en tu designio fatal, ¿por que mes haces llorar tu memoria  con tristes lamentaciones, si ni de mí tú ya  no te acuerdas? Vete, pensamiento, sal de mi vida, no más lágrimas me quedan para regar mis recuerdos, pues ellos me matan por pensar que morir lejos de ti yo pueda.

No creo que haga fortuna mi forma diferente de hablar. Será diferente todo el tiempo que los  dioses quieran. Hará nuestra gloria el velo que nos envuelva en profunda hermandad; lo hará independiente da irmandade da fala y siempre que nos una  en  xuntanza de pueblo eterno. Y lo hará  para que seamos siempre fuertes, aunque las campanas de Bastabales suenen diferente a los oídos de Rosalia,  o suenen  distintas de la voz bélica, con acento gaucho de la pampa porteña, de Castelao y su sueño de vivir en el eterno paisaje de su Siempre en Galicia.

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