lunes, 8 de marzo de 2010

DECIDÍ SER DISIDENTE

Disidí de la honra de ser el segundo popular para transformarme en el primer gestor de una causa impopular regional. Disidir es un magnífico eufemismo, apto a conformar los caminos políticos del  discófilo en la insidiosa  manifestación por concepto trásfuga, que lo hará saltear, por diferentes sendas ideológicas, actos discontinuos del orden natural, intermediadores del difícil camino en el que se interpone un abismo infernal.

San Benedito, y el simbolismo que lo representa, se encuadra perfectamente en la imagen que pretenden hacer algunos asesores de mi superior mandatario. La Regula es la voz del gallego, escrita en tabla de piedra y bien guardada en el hórreo de la santa ir mandad. La copa rota, para indicar el poder de la voz cuando alguien piense en desteñir el rugido de la zorra. Un cuervo con pan en el pico, para mostrar como se puede arrancar el pan de un pobre y llevarlo bien lejos donde jamás puedan encontrarlo.

Si disidió siendo presidente, ¿qué mala ortiga roza su diente que hace llevar al vientre la semiente de una caja más pequeña que dos? Por esas y otras cosas más, un día yo decidí ser disidente para retirar de Troya un regalo malo.

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