jueves, 4 de marzo de 2010

RUEDA VIRTUOSA

Mi impresión es que la demanda encoje como fruto viejo que se enruga y pudre en la rama por falta de manos que lo recojan en tiempo propio de cosecha. Y el problema continuará a causa de la demanda externa, la cual ralentiza sus gastos a cuenta de futilidades, perfectamente dispensables en sus gastos internos. Todo lleva a creer que el producto bruto, tosco y grosero continuará creciendo en la misma proporción de la concentración de riqueza en manos de algunos pocos populares. Y la razón, clara y sencilla, se embasa en la ilusión que ilude el consumo interno con consumo e inversión en máquinas y utensilios modernos  de origen exterior. Más máquinas, más y mejores productos, menos empleo; crece la oferta de crédito, aumenta la deuda; redoblan los impuestos, multiplican la angustia; se esparrama el desespero, más gente enferma; más hospitales, mas gente que se muere; más misas, más curas; más ladrones y bandidos, más abogados y jueces; mas prisiones  y castillos, mas obreros para construirlos. El ciclo de la rueda virtuosa sigue su implacable camino, ora hacia arriba, ora hacia abajo, como la suplica del eterno Sísifo.
Hace tiempo que yo observo como ha crecido la productividad en España, específicamente en el sector automovilístico. Unos pocos obreros, en un pueblo fantasma de Figuerelas, próximo a Zaragoza, daban cuenta de una gran producción de automóviles. Por la vara que mide productividad, traducida en unidades/obrero/año, el milagro español estalló a los ojos semiciegos de otros obreros en el exterior. Los siete mil ensambladores de Figuerelas constituyeron doctrina para que por su cartilla creciera la misma productividad en unidades en el exterior (de Alemania). Un día, del ciclo pasado (años 80), tal cartilla llegó a mis manos, para que la tradujera a una condición nacional de otras naciones de fuera. Tal milagro era fácil de reproducir, bastaba engañar con datos precisos la cabeza de un gran líder sindical, hoy también un gran dirigente global. Productividad significa más producción (¿?), más producción requiere más empleos (¿?), demanda por más empleados estimula la inmigración que aumentará  su oferta de manos de obra para baratear la construcción (¿?) y más construcción ansiaría por crédito para pagarlo a largo plazo, por rédito del trabajo que era indispensable reducirlo por cuenta de la productividad nacional (¿?).
Nuevamente aparece la rueda virtuosa del implacable e inmortal Sísifo: en la bajada, siente una mejora; pero, cuando sube, mal consigue subir por el sudor que lo hace patinar.
Poca solución hay por la vía del crédito, ya que las arcas de la comunidad están empeñadas hasta la saturación, y el creedor exterior, cómodamente sentado en el ciclo semi-eterno de la gran ilusión, exige rescate líquido y sonante, como es propio del cantante que mueve la noria  de la civilización.

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