Mi buen señor:
No hace algunos días, va para más de nueve meses que el Estado, gobernado por su archienemigo (enemigo en el unánime sentido de Usted-Él, no al revés), se ha alineado con el Banco de España para ofrecer un respaldo (recostado, por traducción de espalda) muy importante para la reestructuración bancaria y reforzamiento de los recursos propios de las entidades de crédito. El FROB fue constituido para señalizar eventual ayuda a aquellas entidades comprometidas por el deterioro de activos relacionados con el sector de promoción inmobiliaria. El vigor financiero globalizado mostraba profundos señales de corrosión en la última etapa del gobierno W. Busch. Con la transparencia del gobierno Obama, toda la estructura de un castillo de arena financiera acabó mostrando dramáticamente la vulnerabilidad de su fundamento. La crisis del año 29 había tenido origen en cepas semejantes, reproducidas exhaustivamente por concepto de fe en la ilusión de hacerse rico matando el tiempo (time is money) y mucho tiempo tuvo que ser enterrado durante la guerra civil y, más tarde, en la guerra global. De momento, el tiempo obrero se convierte en cenizas.
En sana conciencia, mi señor, no puedo acusarlo de omiso en las providencias adoptadas para seguir las recomendaciones del Banco de España y preparar las Cajas de Galicia y adecuarlas a las exigencias estatutarias del FROB. En 30 de diciembre, seis meses después de la creación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, el grupo político mayoritario en el Parlamento gallego aprobaba la lei 10/2009 elaborada con texto refundido de las leyes 7/1985 y 4 /1996 de caixas de aforros de Galicia.
A toque de tambor y energizado por pasos de disciplina militar, el nuevo orden clamaba por modernización en la representación territorial, institucional y privada, al mismo tiempo que se desmentía en la intención de restringir acceso a cargos electos, altos cargo y similares.
El gran problema es que usted, ilustre joven y señor mío, va mal asesorado en los consejos que la consejería expone en bandeja de plata. En circunstancias de gobernabilidad austera ni la bandeja ni la plata tienen importancia. Mucho a lo contrario, el brillo de la plata, pulida en la bandeja, ofusca la vista, y la visión es uno de los sentidos que mejor vigila el contenido de la palabra escrita.
Señor, aunque este viejo remero, avanzado por el curso de la vida, se aproxime al régimen de cataras y glaucoma, todavía consigue leer y quiere creer que todavía consigue entender lo que escrito está. Y por lo que dice su fundamental decreto de constitución de cajas, constituidas en tiempos anteriores a la Constitución, la nueva ley de cajas de Galicia no se encaja y no permite encaje en las disposiciones constitutivas del FROB. Para feliz casamiento entre los dos habrá que modificar el contenido estatutario de uno de ellos y adaptarlo a la ideología estatutaria del otro. Sin tal providencia sus acciones no pasarán de una infeliz acción traspillada por sus efectos de folclore trapallado.
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