Amigo Pancho Ledo: Respecto y miedo no combinan. El respecto se gana por merecimiento del respectado. El miedo se impone por actos de barbarie de quien desea ser temido.
Esa enorme deuda que abala la estructura de las naciones es algo realmente temida por cualquier persona sensata. Es temida por Zapatero, sería temida por Rajoy si estuviera en la Moncloa. Es temida por el pueblo que ahora siente como la divina gracia se transforma en la endemoniada miseria.
Si hubiera respecto a la deuda, Aznar se hubiese contraído en su osadía por contraerla. Fraga no hubiese permitido la farsa por gastos suntuosos cuando idealizó el Gaias. Feijoo no seria tan entusiasta por fundir las cajas si no fuera por su intención de recurrir al FRO, este muy interesado en aumentar sus créditos a débito de todos los gallegos. Todos actuaron por un miedo casi rayando al pánico, a la locura. Era y es indispensable contraer más deuda para pagar la primera, crecida de intereses y comisiones. Es el pavor irradiando miedo a sabiendas que va perdiendo respecto por el mundo entero. Si uno pierde el miedo, el otro, por simetría, dejará de tenerlo. Fue así con los “primer” americanos al demostrarnos como los creedores corrieron pidiendo clemencia, que es la primera cosa que pide el que siempre quiso ser temido y creía que así era respectado.
Zapatero no es temido, dice usted. Solo los necios se atreverían a combatirlo por esta virtud, pues sabemos que los fuertes, valientes y poderosos no lo temen. Si usted le niega respecto, no pasa nada, será incluido en el grupo de los necios. Si los españoles le negamos razón, porque nuestro respecto no ha ganado, al alarme por tanta desdicha acudirán los creedores para infundir pánico en todo el contorno de nuestra frontera.
Hasta ahora, Zapatero merece el respecto interior, porque el exterior, más lucido y cabrero, ya lo tiene. Muestra buen pulso en el timón de la galera ibera, aunque algunos hay que lo quieran entretener con razones fundadas en el interés del oro para que la Gallega valla a pique en la Española.
¿De que lado está, señor Ledo? ¿De los prestamistas usureros y de sus intermediarios rateros o de los engañados hipotecados atraídos por falsos sueldos, obtenidos de obras contraídas por destemor a tener que pagarlas?
Paira en el cielo nubes de angustia por ver el resultado de tan incruenta lucha entre dos gigantes que se openen: el Miedo a la deuda y el Respecto a Zapatero.
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