jueves, 25 de marzo de 2010

PECHO EN LA MANO



Si eso es gobernar, yo NO QUIERO ser gobernado por eso.

120 millones destinados al “plan global de la auto-emoción” es dinero para emocionarse por entero y a la moda parroquial del paisano de la tierra. ¿A quien quitarán esos más de cien millones de euros que irán maquillar nuevos modelos de cohetes en las estradas?  Ni me lo imagino. El pozo presupuestario va lleno de deudas, el templo a la insensatez de Gaias come más dinero que obreros. El desempleo aumenta con aumentos decrecientes, es cierto, pero aumenta y aumentará hasta que no haya más obrero para emplear.

Un verdadero negocio de penduricallos clavados en nuestras orejas es el precio de un millón por cada mil vatios de electrones arrancados al viento. Y a eso llamarán gobernar. Gobernar tres millones de gallegos que verán como sus ahorros fundidos por una caja plagada de obligaciones se marcharán con maleta zurrada y mucha ilusión al mundo exterior. Emigrarán al mundo que sabe ingeniar coches modernos, palas eólicas, arquitecturas flamantes, teorías económicas, teorías gerenciales, monitores y televisores digitales  y, de tapadillo, la parafernalia de alma militar. Y a eso diremos saber de quien quiere gobernar. Gobernar con decisión de decir la verdad que miente; hablar de crisis que enrojece la crisis, la crisis verdadera que no engaña con brazo extendido y mano espalmada en ademán de todo lo que alienta el bolso privado es mejor que aquello que da vida pública al alma del pueblo. Si a esto llamamos gobernar, buen gobernante es el militar que expone el pecho, protege la granada que lleva en la mano y muere exclamado: “!Hermano!, ¿por que me has herido?!.” 

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