En los campos sagrados de alguna aldea de mi infancia querida, pude ver a la distancia del olvido como un brujo imantado y trasnochado giraba al libre arbitrio de los pies que le daban sustentación en el plano de la horizontalidad. A simple vista parecía loca locura de alguien que necesitaba ser exorcistado. Pero no, apenas se trataba de alguien que exorbitaba pasión en su condición de divino señor de alguna tribu en los alrededores de Percebes.
El fume que exhalaba de la pureza de un habano, trinchado entre dos dedos de la mariposa izquierda, marcaba el rumbo placentero de la tropa de burros que debían trotar pies bien compasados por uno de los cuatro caminos que conducen al santuario. Allí llegó borracho el borracho pidiendo cinco tequilas donde tequila no había. Si quieres tomarte un trago – le cuenta Pedro de la ermita- reza una misa para que del botín brote vino y no te curven las piernas tan cerquita del infierno.
LA ZOZOBRA DE LA HORIZONTALIDAD
ResponderEliminarEs lógico y comprensible que a la constatación del “nombramiento” el júbilo se hiciese dueño por un día del campo del santo Pedro, tomado al asalto por carros, carretas y asnos …
Pero dura poco la alegría en la casa del pobre, y así se ha de tildar a quien quiere y no puede por razones de cálculo. Lo que en otras circunstancias cualesquiera no pasaría de ser pura anécdota, se convierte de esta forma en un espectáculo esperpéntico y bochornoso para cuantos lo analizan alejados de la intoxicación etílica.
http://youtu.be/ESZewuWluGg