martes, 20 de enero de 2009

HASTA LA RAYA

HASTA LA RAYA

Feijóo no es el retrato de su mentor y protector político, don Manuel Fraga. No señor. Fraga fue modelado a golpe de martillo por el generalísimo. La obra de Fraga tiene huellas profundas de lo que era deseo del general gallego: supo adaptarse a las circunstancias del momento sin necesidad de exponer la Patria a la saña del mundo fasci-nazista y a la revolución anarquista; supo, como su Gran Maestro, poner resistencia pacífica al avance del poder especulativo del capitalismo salvaje; supo granjearse la confianza de todos los gallegos dándoles unidad comunitaria. Esta unidad, tan deseada por todos los españoles, fue proyectada hacia Madrid, restaurando en la Moncloa el símbolo de Unidad, Patria y Nación española.

Aznar estuvo rodeado por un excelente equipo, inteligente en la política y economía, pero poco propenso a dar solución a los problemas de sensibilidad socio-popular, eran tiempos en que España crecía a la sombra de Europa y Galicia se modernizaba con los laureles de España. Como en todo lo bueno hay siempre un pero, el suceso en el poder elevó el humo a las nubes para condensarse sobre el plato de las malas intenciones de Bush. Los resultados todos conocemos y de ellos mucho se hablará de ahora en adelante.

Feijóo está muy lejos de ser un retrato maquillado de Fraga. Feijóo es el perfil de si mismo; le falta competencia y sagacidad sobre el tablado político; no refleja humildad ni el carisma esbozados en Quintana; no espeja la serenidad de Touriño; no sabe explorar el inmenso potencial de su partido y el carisma de la sigla PP; no sabe y no quiere aprovechar inteligencias democráticas dentro de la agremiación que preside. Conduce los viejos capitanes de Fraga hacia el paredón del ostracismo, fulminándolos con odio dictatorial. A Feijóo le falta visión de Estado, sensibilidad política, conocimiento económico y…vergüenza en la cara.

Feijóo se asemeja a un aprendiz de herrero. Un mal aprendiz. Machaca el hierro candente por la gracia que le causa el sonido de la forja. No se envuelve con su alma en la conformación del producto. Al no obtener resultado, arroja las herramientas sobre la piel de toro esperando producir su logo-marca y, al oler el chamusque, sonríe como el pateta que quema el propio rabo.

En su meta ilusionada, Feijóo proyecta un retículo compuesto por 39 bolas. Es una cantidad que solo acepta el número uno, el número tres, el número trece y a sí mismo como divisores del cordero que quieren compartir. Con extrema ingenuidad nos presenta Pedro Arias, profesor de teoría económica, para decirnos que en la facultad saben como afrontar la crisis. Con esta singular brillantez, declaran poseer el equipo económico capaz de enfrentar todos los males que nos soslayan. Con cándida listeza, entran en feliz Carrera, al Porro, dispuestos a gobernarnos a partir de 2 de marzo.
Sin pasarme de la raya, sabiendo lo que deben correr, temo no saber informar el año en que esto ocurrirá.

JOHNNY GUITAR

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