martes, 6 de enero de 2009

SUSPENSO

SUSPENSO

No puedo evitar enojo ante el desparpajo folclórico del amigo Nuñez, clásico Feijó. A falta de ideas ligeramente consistentes, sabedor de antemano de sus limitaciones políticas, el líder de los suyos viene a campo para batallar bravatas contra los otros. En el buen estilo de cualquier guerrero que se ve azotado por su señor feudal, muestra desdeñosamente las condiciones de su derrota electoral en el próximo Uno de Marzo. Atribuye su posible caída en la lona a los heroicos caballeros gallegos residentes en el exterior. Serán ellos (los jueces salmónicos de la diáspora, con sus sacas de papi Noel, con el cienso y la mirra de los magos reyes) la única razón de que no se parta por la mitad el hijo que reclama el mancebo querubín. Por anticipado, Alberto reniega los votos que supone darán pertenenecia autonómica a otro, que no él, ilustre heredero de la forja fraguana al Parlamento galaico.- Si no es para mí, no será para nadie- parece decir el garboso escudero, candidato a un caudillesco puesto en el hemiciclo de San Caetano.

“Habrá problemas”. - Problemas siempre los hubo, los hay y siempre los habrá. Al hablar de problemas habrá que pensar en como plantear su posible solución.
Los gallegos del mundo entero vivimos el gran problema de la gran estafa, de la bochornosa mentira y del esperpéntico engaño al constatar desprecio masivo de nuestro voto activo en elecciones pasadas. Feijóo pretende encumbrar el engaño en las próximas elecciones al Parlamento de Galicia, y esto es un problema que deberemos resolver todos los gallegos identificados españoles por legítimo derecho. Los galaicos de la diáspora cumplimos el deber cívico de buenos gallegos y excelentes españoles y siempre ayudamos en el deseo de unidad nacional cuando pusimos en la Moncloa Felipe González, José María Aznar y Rodríguez Zapatero. Acertamos en muchos momentos y nos engañamos en otros, como cualquier residente.

Una persona competente es siempre capaz de inducir al pacato paisano a seguir el camino que le propone su candidato y conducirlo pacíficamente por el valle de este mundo cavernoso. Un líder debe ser un hombre sabio, honesto y transparente en sus intenciones, debe inspirar empatía. Para un líder social o popular, las palabras deben venir reforzadas por su ejemplo de vida y deben también traducir sentimientos coherentes y de fácil compresión por los liderados. ¿Como el líder puede enaltecer las leyes que vigoran en su pueblo cuando él mismo denuncia haberlas ignoradas en obscuros acuerdos y secretos conchabos con quien creía oposición al gobierno de Fraga?

Por eso, clamo a todos los gallegos residentes y no residentes a que otorguen un expresivo suspenso al candidato número uno de los populares, por sus ideas descaminadas en el uso de la legalidad y por su arrogante desprecio de nuestra mediana y superior inteligencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario