domingo, 18 de enero de 2009

HOSPITAL (II)

HOSPITAL (II)

Pido mis más sinceras disculpas si en algún momento me paso de la raya. Es de mi rango aproximarme a las puertas de mis vecinos, pero no invado su privacidad contra su deseo. Por otro lado, lo que es público es nuestro, ¿non si?

El tema de la sanidad es argumento de fuero público. Cada uno puede y debe abordarlo en conformidad con la calidad de la zapatilla cultural que calza.

La sanidad pública sigue muy mal en Galicia. El discurso político de ninguno de los tres candidatos aborda con seriedad este escabroso tema. Envuelve mucho dinero y el tema exige mucha competencia personal para resolver los problemas de largas bichas (bicha en portugués significa fila, en brasilandés se usa para referirse a un afeminado, yo utilizo esta palabra como sinónimo de algo inútil) que se forman a espera de solución.

No se puede querer administrar un hospital del mismo modo que, para poner un ejemplo, gestionamos una fábrica de coches. En una industria, el círculo vicioso permitido es el que produce mayor rendimiento y ganancias para la empresa. En la sanidad pública, el ritmo determinado por el proceso de consulta y apropiación de un hueco en el tiempo, para diagnosis del mal que acomete al enfermo, no es compatible con el periodo de surgencia , maturidad y declino de muchas enfermedades. Cuando hay sospecha de un cáncer, tres meses de espera pueden ser suficientes para causar irreversibilidad en el ciclo evolutivo de un carcinoma. Detectado con atraso, el sufrimiento, los costes en tiempo, recursos materiales y humanos se multiplican escandalosamente. Desde el enfoque macroeconómico, los recursos desperdiciados en misiones imposibles harán mucha falta para otras metas que, si no atendidas en tiempo justo, originarán nuevos desperdicios, y así ad-infinitum.

El cáncer es un ejemplo radical por supuesto, pero hay otros ejemplos que asustan menos y producen el mismo resultado final si no atendidos con presteza, habilidad y competencia. Para un lego, los síntomas de un humilde constipado se confunden con los síntomas de una gripe. Para un abonado en conocimientos hipocráticos la distinción entre estos dos estados surge en un estallar de dedos. Diagnosis correcto evita complicaciones desnecesarias como puede serlo una neumonía u otros estados contagiosos de virosis colectivas.

La sanidad pública sigue muy mal en nuestra tierra. Es un tema prevalente desde las primeras caminadas al sepulcro de Santiago. Vendrán por aquí a pedirnos nuestro voto. Pidamos que exhiban con clareza sus programas de tolerancia cero en tiempo real de consulta y diagnosis.

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