sábado, 31 de enero de 2009

GALICIA CON DNI

GALICIA CON DNI

Algunos gallegos, entre ellos el columnista Carlos Luis Rodriguez, parecen no poseer ni ligera idea de lo que pasa al otro lado del charco atlántico. Se acuerdan de sus parientes emigrados solamente en tiempos de penuria o en época electoral, para escribir algún chanchullo, pedirles algún tipo de ayuda o mendigar un puñado de votos a favor de algunos pocos listillos. Felizmente esa no es la visión general de todos los gallegos aunque los torpes se rindan fácilmente a los dictámenes vulgares de quien escribe en el correo a diario una versión indígena de supuesta, pero falsa democracia.
Escribe que “ya tenemos una perspectiva gracias a la Junta Electoral Central” ¿A que perspectiva se refiere? Y además se muestra mal agradecido al dar las gracias a quien debería ser censurado por negligencia e incompetencia en el ejercicio profesional de sus labores. Si gracias son debidas, habrá que ofrecerlas al PP y al BNG por su extraordinario esfuerzo en conseguir con artimañas poco sutiles la supresión del derecho constitucional al voto por parte de miles de gallegos residentes en el exterior.

Los emigrantes entendemos que a la Junta Electoral Central cabe el derecho de formular el proceso y los medios que faciliten el ejercicio de nuestros deberes y derechos en materia de disciplina electoral. Sabemos que ningún español de origen puede ser privado de su nacionalidad. Es un derecho natural y universalmente reconocido. Para los no nacidos en territorio español “la nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la ley”. Es en función de la leyes españolas que los gallegos tenemos “derecho a participar en los asunto públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”.

No somos Gaza ni para torpedear continuamente Israel ni para recibir la respuesta que conviene a los judíos. Debemos respectar los dictámenes de la Junta electoral Central en lo que concierne a su buen juicio y capacidad de resolución administrativa y no apenas porque vistan una “farda” y exhiban logotipos de la JEC. Sus dictámenes deberán ser transparentes, públicos y posibles de cumplir. Como la gran mayoría de los gallegos residentes también los ausentes no se enteran de lo que pasa entre los bastidores políticos. Muchos votarán en marzo en sintonía con la inercia de votaciones pasadas. Esta inercia es probada por la estabilidad estadística de los resultados con pequeñas variaciones atribuidas a los verdaderos militantes de cualquier partido. En futbol los árbitros cometen injusticias y son punidos por alterar las reglas del juego durante el juego. Es lo que la Junta Central Electoral está haciendo: arranca la pelota del pie de algunos jugadores para ponerlo frente a la bota de otros combatientes. A un mes de las elecciones nadie sabe como deberá chutar. Peor, no conoce la meta de su adversario.

Un gallego de buenos Aires, Caracas, México o Sao Paulo acude a las elecciones con identificación certificada de correos, identificación certificada de la Junta Electoral Provincial de Galicia y una ansia indescriptible por conseguir que en Galicia gobierne el mejor gallego, y se depara con un postizo escribano de Santiago que, merced a una burla otorgada por la mala costumbre, hace política rastrera en periódico de farta comunicación y miente deslavadamente al propagandear a los cuatro vientos que somos un colectivo que recibe ayudas de Galicia y no nos molestamos en tramitar papeles. San Benitiño, perdonad la ignorancia de tan irónico y soberbio gallego, además usurpador de los deberes de la JEC. Por el pensamiento de este hombre ningún trabajador en Suiza, Alemania, Francia o Inglaterra tendría derecho a regresar a su tierra y participar en los intereses de su hacienda. Mucho menos los curas y soldados gallegos y estudiantes que no tributan a las arcas mosaicas.

Macabra y revolucionaria propuesta nos hace Carlos Luis: "Galicia con DNI". Otros documentos no interesan. Moral, fraternidad, solidaridad y respecto a nuestros semejantes y a las leyes propias y de otros países es cosa de criollos autóctonos en la cachola de don Luis. Este hombre no ha tenido madre gallega.

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