lunes, 9 de marzo de 2009

CONSEJO DE JUSTICIA

CONSEJO DE JUSTICIA

Este es otro tema que emerge de la bruma de las reivindicaciones, mi señor. Ya lo han identificado como de “interés supraindividual y público”, como lo afirma Ángel Cadenas, presidente del tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

El tercer mandamiento del Contrato Popular rige el concepto genérico de lo que se entiende por AUSTERIDAD.

Dos Consejos Superiores de Justicia no son consonantes con la disponibilidad económica de Galicia. Galicia tiene sus característicos problemas de relacionamiento interpersonal, es verdad, pero son problemas caracterizados por la vivencia desarmonizada entre individuos, a semejanza de lo que ocurre en cualquier parte del mundo.

En Declaración Institucional se afirma que los “Jueces trabajan con un grado de dedicación y esfuerzo personal encomiable y digno de todo respecto”. My lord, no dude usted de que el esfuerzo personal, como el del cualquier trabajador sometido a la hoz del despido, es digno de todo respecto, pero no crea que por el hecho de pertenecer a un Supremo Cuerpo da a todos los jueces derecho a la alabanza.

La calidad, señor, no tiene definición, pero se puede medir por su correspondencia con lo especificado. Sabemos de la inconstancia de muchas sentencias, conocemos historias de injustos dictámenes. Muchos hombres y mujeres habitan las cárceles porque son pobres y no pueden pagar abogados que los defiendan. Bandidos, estupradores y asesinos viven sueltos porque tienen dinero para pagar fianza al Estado. En muchas circunstancias la justicia funciona como pena y castigo al orden público. En casi todas las circunstancias, el desenlace jurídico adviene de reyertas entre dos abogados que, sin mayor compromiso con la verdad, exponen en el contencioso las tribulaciones de la adversidad retórica.

Reforma de la justicia en Galicia no es prioritario, señor mío. Le ruego considere este consejo para si lo acusan de desalmado con las fuerzas del juzgado. Usted gobierna para todos, vivimos tiempos de crisis y en la crisis apretamos el cinto para que no caigan los pantalones.

Resueltos los problemas que provocan la masificación del desempleo, sobrará tiempo y dinero para modernizar lo jurídico. Entretanto, piensen los necesitados de justicia que hay un cuerpo moderno de Justicia Restaurativa, muy capaz de restablecer la paz entre dos o más querellantes, apenas con el apoyo y el acuerdo entre ellos mismos, auxiliados por dos pacificadores del orden público, habilitados con pequeña inversión. Experimentemos esta novedad, promueve el bien y sale barata.

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