martes, 3 de marzo de 2009

LECCIÓN

LECCIÓN

Galicia es una aldea bien expandida. Como en una aldea, no es necesario que las puertas se abran para que se conozca el tipo de polvo que volea por los cómodos de la casa vecina. Siguiendo la sorpresa inicial, nos argayamos en antenas para poder sentir los contradictorios de las tres campañas desencadenadas para conquista de San Caetano.

La crisis castiga a quien gobierna. Sería verdad si la crisis fuese provocada por el gobernante y yo creo que ningún gallego (exceptuando Feijoo) con capacidad de argumento ignora que esta crisis viene de fuera y es alimentada por la forja incandescente del más poderoso país que la Tierra ha visto en toda su historia. La crisis tendrá su apogeo incendiario durante el gobierno de Feijóo. De su capacidad de armonización con el gobierno central va depender el mayor o menor nivel de consecuencias desastrosas para las familias gallegas.

Abstención. 30 por ciento de los gallegos habilitados a votar se abstuvieron de manifestar su voluntad política. Son una fuerza enorme a quien los políticos no tuvieron capacidad de sensibilizarlos para el ejercicio soberano de la facultad de votar. No obstante, comparado con otras elecciones, la abstención no fue motivo para que el Cambio cesase y se instaure, a partir del uno de abril, la Renovación del PP.

Gobierno bicéfalo. Sabemos que dos cabezas siempre piensan mejor que una. En cualquier empresa el presidente depara siempre con intereses antagónicos de sus directores. El gran mérito de un Presidente está en saber velar por principios de ética y moral en torno de la gran misión de un dirigente, que es transmitir tranquilidad y llevar el bien estar a la población que dirige. Diferentemente del discurso de Feijoo, Touriño y Quintana demostraron cierta capacidad y flexibilidad, adecuada para gobernar en la adversidad.

Voto emigrante. Con astucia poco inteligente, tanto Feijoo como Quintana tentaron socavar la moral y peso del voto del emigrante gallego. Temían que el voto del CERA tuviese la poderosa fuerza de derrotarlos. Trabajaron en los meandros subterráneos para promover la primera división de que se tiene noticia entre los gallegos. Infelizmente Touriño prevaricó en su deber de promover contestación a la decisión de alterar el método por el que el emigrante votara tradicionalmente. La consecuencia fue un gran número de abstenciones, que en absoluto no alteraron en nada el resultado.

Campaña sucia. Si Cristo no hubiese muerto en la cruz otras voces aparecerían para acusarlo de delito contra la religión y el gobierno. Talvez Judas hubiese conseguido convencer a otros apóstoles sobre la poca capacidad bélica de su jefe y, de la división, todos saldrían a las sinagogas para hablar mal de todos. Cada predicador llevaría atrás de si una multitud dispuesta a palear la multitud del predicador opuesto, sin que ninguno atentase a las razones del otro. Así ha ocurrido presentemente en las campañas al Parlamento de Galicia. Un candidato a la presidencia de una nación debe tener todas las virtudes de un dios, o casi todas. Pero lo que más se ha destacado en todos los mítines fueron los defectos y capacidad demoniaca de los opositores. Diferentemente de los tiempos antiguos, un seguidor racional busca entender la personalidad e intenciones de aquel a quien nombrará apoderado de todos sus bienes. Ocurre que después de un ligero sondeo concluimos, por la voz de ellos mismos, que todos eran cobardes, falsarios y egoístas aprovechadores de la buena voluntad paisana.

Sin alternativa, 70 por cien de los gallegos asentados en Galicia han decidido por el castigo al mal gobernante. Es verdad que otro mal gobernante ocupará el lugar, pues todos, según ellos, son de la misma nación.

Sin otra alternativa nos gusta pensar que el nuevo gobierno aprenderá la lección. Si no la aprende, de aquí a cuatro años volveremos a la urna de cristal para simbolizar lo que más duele a un político: abstención de su nombre.

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