miércoles, 5 de mayo de 2010

MALA PERSPECTIVA

En cierta ocasión oí decir a uno más que general que una nación no se construye en cinco años, “es necesario toda una generación”. Él bien lo sabía, pues llevaba diez años barriendo las cenizas de España – el mismo tiempo que yo llevara comiendo caldo de grelos y una que otra empanada. Una generación, en media no generalizada, puede reproducir su voluntad durante 35 años. Fue el tiempo que tuvo aquel ilustre más que general para reconstruir el Estado, pasar borrón y comenzar vida nueva. Ahora llegamos al final de la segunda generación, que ha construido la nación a su virtual ambición y un loco deseo ataviado por fértil ilusión de un espejismo infecundo. 
Un rayo de luz reflejado por un objeto que por allá, a lo lejos, cabalga hacia abajo, al encuentro del observador, produce refracciones sucesivas al atravesar distintos estados de ánimo. Por cálculo derivativo, a medida que el rayo se acerca al túmulo, el ángulo  de ataque pierde fuerza y, tras haber alcanzado la horizontalidad, el rayo chispa en nuevas refracciones intentando retomar el vuelo, ahora hacia arriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario