miércoles, 19 de mayo de 2010

POLÍTICO

No pidamos que los unos substituyan a los otros, ya lo hicieron. Y lo hicieron cuando un soldado romano los vio aparecer despidos de rasgos humanos, parecidos a bestias con piel de lince y patas de caballo, con crines al viento  y cabrones por sus piernas. Comían y bebían al exagero, masturbándose con la carne entibiada con el calor del músculo hediondo. No cultivaban el campo y vivían de las rentas del ladrido. Eran horribles, pero fueron considerados mejores que los godos  cuando estos se dedicaban a saquear las villas de los señores romanos para ofenderles la paz en troca del tributo oro.
Pidamos que las listas sean abiertas. Abierta como el corazón de la doncella Julieta cuando esta se ofrecía a su galán Romeo. Listas compuestas por el deseo que anima el paisano a componer la estructura del pueblo. Listas no corroídas por el oxido del cerrojo  que lo encierra totalmente partido, dividido entre el ánimo de servir y el deber de entregar su moral al vándalo huido del huno invasor. Listas que reflejen el interés participativo de quien elige y la responsabilidad de quien fue elegido.
Pidámosle que legisle, no de acuerdo con los intereses mercenarios del partido y sí en consonancia con la moral y justicia de un gobierno honesto. Honesto y no contaminado por vicios de la falcaría en el hemiciclo (dominio e imperio de los eukaryotes), por los no afectados por la corrupción activa o pasiva, por el enjaulado y tantos otros  defectos que se oponen a la virtud y moral histórica del humilde paisano.
Pidamos que el senado se transforme en algo útil. Útil al sentimiento de quien paga tan pulposas sinecuras y desea retribución del esfuerzo impuesto, no a toque de argumento falaz y si de la contribución voluntaria capaz de mostrar la beneficencia continuada del sacrificio  (investimento) pasado.
Por último, pero no finalmente, pidamos una ley por la que se responsabilice al gestor fiscal y a toda la administración pública y se les penalice por desvíos que afecten el  adecuado equilibrio de las cuentas locales, autonómicas y nacionales, con destaque a la transparencia de las acciones como medio de control y premisa básica de la responsabilidad.
Rescatemos el significado de la palabra político de los grillajes impuestos por el maquiavélico Nicolau, a quién  nada importaba los medios practicados para conquistar, ejercer y mantener el poder absoluto.
Político es un ave que bate alas para salir del suelo y volar con gracia y presteza. Posee un cerebelo bien desenvuelto,  saco aéreo, ojo nictitante, asas extendidas en el vuelo y recogidas  en el nido, músculo pectoral y, principalmente, muchas penas. Pena de si y pena del bando cuando en formación delta se posiciona  a la cabeza volando con espíritu de grupo, solidario y disciplinado, alternando el puesto entre el vértice y la cola, harmónicamente flotando para que nadie se canse demasiado.

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