lunes, 10 de mayo de 2010

OASIS

Que más da, sea espejismo o pura realidad, lo que importa es la fe que uno tiene o deja de tener en lo que ve, oye o siente por alguno de los cinco elementos que componen la razón.
Hace pocos días nos avisaran de que lo que teníamos por delante no era un oasis. Ahora vierten un colirio sobre los ojos para que veamos un horizonte absolutamente calmo y promisor. Finalmente, la tensión de los que tanto ya han caminado, y también la de aquellos que mucho camino les queda por andar, pierde vigor y se ablanda ante la publicación de medidas del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, virtualmente preocupado por la estabilidad de precios.
Los mercados de renta fija pública y privada tendrán asegurados profundidad suficiente para que sus arcas no muestren comportamiento disfuncional al navegar por aguas insolventes o carentes de liquidez suficiente en el transcurso de sus incursiones. Para tanto ha bastado declaración conjunta manifestando consonancia con los procedimientos sobre déficit excesivo y compromisos concretos adicionales objetivando acelerar consolidación fiscal y asegurar sostenibilidad de las finanzas públicas.
Un inyector cargado con 700 mil millones de euros y el oleo producido por el multiplicador bancario sería operación suficiente para provocar un gigantesco maremoto  y hundir el más poderoso galeón, llevando al fondo de bursátil liquidez todo el oro y plata depositado en sus bodegas. Felizmente, el impacto de tan ruidosa colisión será absorbido por programas específicos en el Mercado de Valores, de tal modo que, entre toda agua que bebemos y la sed que no aplacamos, la política monetaria no será afectada, y todo permanecerá como antes estaba o ahora está, sin que uno se entere si estamos delante de un oasis o es más un espejo que nos niega la verdad.

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