martes, 18 de mayo de 2010

TAMBIÉN TÚ, KRUGMAN?

Dede los idos de Marzo, allá por 44 a.C. se observa, siempre con incontenida sorpresa, como son frustrantes algunos debates entre los principales cabezas del parlamento. Con una moneda unificada en países tan diferentes, histórica y económicamente hablando, era útil creer que alcanzaríamos la igualdad, nivelando a todos por la cumbre. No es esto lo que ocurre cuando se mezclan dos líquidos con diferentes temperaturas. La masa con temperatura más fría tiende a elevarse rebajando la caloría de la más caliente. Precios de bienes semejantes gobernados por el patrón euro tenderían a ser iguales en todos los rincones de la Unión. La engañifa de la paridad y sus costes correlatos desaparecían a partir de 2001. Nada de anormal, pues juicio del precio es cosa de empresarios y a estos la economía le atribuye conciencia racional. Ya los sueldos son otra historia. Y es una historia que se mueve en lo pasional, en la destreza de lo irracional, algo parecido con un elefante blanco expuesto como símbolo de la realeza del euro.
 El euro, como unidad común en un mercado notoriamente in común, iría necesitar algo más que la cándida voluntad de dirigentes expuestos a necesidades tan diversas. Para estas necesidades, Krugman planifica un número relativo a la centena que deberá ser considerado para ajuste de la UI en el seno de la UE y satisfacción de los EU. Los salarios comunitarios de la Unión Ibérica, de la misma forma que los salarios de Grecia, Lativia, Estonia, etc., deberán sufrir rebaja entre 20 y 30 por ciento relativo a los sueldos alemanes. Rebaja muy por encima de la propuesta de Zapatero y bien encajada en la media aritmética deseada por Rajoy.
Sí, de acuerdo, Krugman, yo permito que tú lo repitas:
Wages in the periphery need to fall 20-30 percent relative to Germany.
Bajo su declarada responsabilidad, Zapatero ha tenido coraje de admitir tan cruel verdad y exponerla a la nación con intención de evitar que el Estado español se vaya a la quiebra por inadimplencia (incumplimiento, morosidad).
Coraje es una virtud moral capaz de afrontar el descrédito popular y permite aguantar represalias de acciones sindicales. Aún bajo hegemonía del euro no seria difícil crear unidades de valor comunitario con paridad flexible delante del euro o dólar. Por ejemplo, la unidad monetaria de Galicia podríamos la llamar Linguado y toda la economía gallega se movería al toque de un  linguado por euro. En circunstancias adversas para la economía local, un decreto de la Xunta aumentaría el valor del euro. Sin alterar los sueldos administrados  por el linguado dentro de la Galiza autonómica, todos los de más bienes y servicios continuarían con sus precios inalterados.
El gran problema para la fe en el linguado es que los creedores fuera de Galicia querrán comer caviar regado con champan francés y para eso exigirán retorno del principal y sus intereses accesorios en euros y dólares. Luego no adelanta nos confundir, pues si tantos nos critican ¿por qué también no tú, Krugman?

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