martes, 4 de mayo de 2010

MONEDA

MONEDA, COUSA DO DEMO
Vamos ver. Desde que se descubrió la gracia de la moneda, su desgracia siempre rondó la vida de todos que en sus virtudes apostaran desmesuradamente. En mi vida laboral, ya consumida, he sido azotado constantemente por cuatro monedas de circulación legal. Por ejemplo, mi trabajo ya pudo ser pagado con un quinto del trabajo de un norteamericano ejerciendo la misma función con semejante escolaridad, productividad, y calidad. Por alevosía de la paridad monetaria, la proyección hecha para mi jubilación en los primeros años de este milenio no ultrapasaba los 200 euros. Ahora, sin que yo nada hiciera para desmerecerlo o lograrlo, veo subir el termómetro de mi jubilación por encima de los mil euros, al mismo tiempo que ya han rebajado por la mitad el derecho contractual adquirido por más de cuarenta años ininterruptos de trabajo.
Conclusión: moneda é cousa do demo, bota os cornos cando quer.

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