sábado, 8 de mayo de 2010

NUNCA OS OLVIDAREMOS

El mercado nada vigila, señor Luis. El mercado actúa como una mano invisible capaz de penetrar de incognito en el bolsillo y en los hogares de los paisanos. Y lo hace de manera subrepticia, al sol del pleno día o en la más profunda obscuridad de una noche invernal.
El mercado es un juego infernal y fullero, administrado por tahúr habilidoso en el arte de las fullerías y muy apto en la credibilidad que le rinden los parroquianos que de él piensan tirar ventaja. En la moral de la trola no cabe distribución de ganancias. El objetivo del principio, del medio y del fin es la victoria de un concentrado purpúreo, propio para tomaduras de pelo y teñiduras del tejido urbano que será transformado en manto del mando celestial. Solo a los impositores abrigará el calor y color del tan brillante efecto de la fusión encajada en el juego de movimientos circulares de dos ágiles manos, manos absolutamente visibles a los ojos del observador que acertará siempre y cuando convenga por ambición de lo deseado.
Y lo deseado es tan grande como el infinito que se persigue con pasos que siguen en la misma dirección y sentido de los pasos anteriores. A veces, el sentido cambia o alterna en el propio dominio del cuerpo director. Es pura estrategia para desviarse de los malos olores y determinados colores, susceptibles de provocar alternancia en el poder.
Una empresa avalada por una estructura de 29 mil y pico kilómetros cuadrados y por todo que en ella se encuadra, mar, ríos, peces, animales y tres millones de habitantes (incluidos los que residen en el Exterior) no es empresa que se abale por el mal humor de un puñado de particulares, sean gallegos o foráneos.
Si en alguna circunstancia el escrutinio se muestra adverso, la autoridad se hará valer para exigir del socio cumplimiento de sus deberes en defensa de Galicia. Y Galicia responderá con contribuciones voluntarias, por el desempleo, por el desahucio colectivo y un colectivo llamamiento a fuerzas de colectividades residentes en el Exterior.
Una caja hecha con madera de dos cajas viejas nunca será nueva ni grande, pues siempre llevará en su interior el gusano de la carcoma, y este, como el bacilo de la leche, la convertirá en yogurt o queso, siempre a gusto de quien sea su dueño. Conveniente será recordarlo a los timoneles navegantes de tierra seca, para que nunca, nunca, nunca se olviden de la madre Tierra que fue, es y siempre será Galicia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario