Perdona, amigo Pousa, esta mi rara inclinación a lo políticamente incorrecto. Preservo, no obstante, vocación de origen druida para manifestarme siempre a favor de cualquier idea que por cualquier razón, atribuida a minoría o a mayoría, se oponga al flujo normal de una corriente, ya sea por inducción continuada o sea por radicales desvíos de la alternancia planeada.
Soy todo lo opuesto del español clásico, de quien se afirma que su característica esencial es el estar siempre en contra. Si hay gobierno, dicen, está en contra. Sin no lo hay, está en contra. Vive para estar siempre en contra. Yo, ya lo ves, aún siendo español estoy siempre a favor. Por la gran virtud de estar a favor, los que están contra ya van diciendo que yo vivo del aire, que soy tropicalista bananero, emigrante huido, retornado sin juicio, re emigrado sin calor, patatero sin descanso, panadero de la masa abatida. Y todos tienen razón, porque todos saben que yo soy a favor y no me asusta el viento cuando llega del lado contrario para soplar de frente la cara que está a su proa.
Expuesto lo dicho, lo que ahora digo es sincero, diciendo lo que quiero entiéndase que estoy a favor de lo que digo. Las agencias de calificación no mienten porque saben que el español los vigila. El español, sabiendo-se buen vigilante, dirá lo que todo vigilante piensa, “estoy de ojo en ti”; lo que visto por ojos de su equivalente semáforo el mensaje indica estar contra el rojo cuando el verde toca, y viceversa en el caso normal de su contrario efecto.
El gasto público debe ser contenido dentro del límite de sus posibilidades. El gasto que supere la posibilidad no debe existir, y punto. Lo que no existe, porque no puede existir, nadie conseguirá recortar aunque le sobren tijeras e intenciones para el intento. El Estado - créame, estoy plenamente de acuerdo con la idea de quien a la suya promueve discordia - no es motor de crecimiento alguno. Por metáfora, el gobierno es foguista que alimenta el tren de crecimiento quemando leña que retira de los vagones. Nada más, nada menos. En el tren democrático, el cambio de foguista renueva el esfuerzo y a cada nuevo esfuerzo corresponde aceleración del ritmo, en cualquier sentido y con intensidad ignorada.
Sí, he leído por lenguas internacionales lo que el señor Fitch ha dicho al señor Rajoy. Y no consta que en régimen de libertad dichosa lo que ha dicho sea arrogancia de vaca que da leche merengada. Fitch muge a su bel placer para rendir cuentas a los intereses particulares de los que dominan el mercado popular, el foco de su atención no es el ciudadano nacional de Mariano. Por el reverso de la cantilena que hoy cuenta tocar, el cuento de Rajoy será desarrollado en el campo de las cuentas que por orden de transparencia será obligado a rendir al consejo europeo. No nos amotinemos, que si alguna cuenta no sale bien será porque mal saldrá. Esto es posible como probado lo tengo que siendo muy a favor uno puede mostrarse radicalmente contra.
Mi buen y noble amigo Stiglitz anda por ahí abogando contra la recepta del suicidio druida. La austeridad se va convirtiendo en algo extremamente peligroso y, por el poder del estigma que se atribuye a algunas palabras, muy en breve, al oír que mi vecino fue afectado por la austeridad, saldremos con cirios, candelas y cruces rezando por la ciudad para que dios nos libre de tan grave descuido.
Como los santos curas de los tiempos de mi infancia, el noble Joseph arbola palabras bonitas en el sermón dominical. El camino del cielo está debajo de nuestros pies, basta entregarnos de cuerpo y alma a la fiscalía para que ella encuentre presupuesto expansivo y equilibrado para la creación de empleo. Confesemos nuestra creencia en los creedores como siendo el primer paso para alcanzar la eucaristía. Nuestra humildad en el confesionario nos hará ganar alguna indulgencia para que la penitencia sea más suave.
Decididamente, a un paso del reino de los cielos, uno puede ver claramente que la austeridad no es recepta agradable a la conveniencia de los dioses. Si fuese aplicada allá en el pasado, hoy no habría tanto mangante angelizado viviendo del cuento financiero. Pero si después de tanto despilfarro se le ocurre a un visionario reducir la cuenta, el freno se rompe, el carro acelera y todos los que creemos en lo mucho que debemos nos vamos por la barranquilla a la boca del caimán.
Que extraño es oír hablar a un ex presidente del banco mundial que la mano invisible ya no conviene al capitalismo. Por mucho años, desde 1776, la riqueza de una nación sería alcanzada por acción libre de la mano fantasma que regula los mercados. Los intereses del ciudadano se posponían al interés capitalista. El bienestar de las personas pasaría a ser medido por el PIB concentrado en el interior del guante. Para reducir costes, pero no gastos, la piel de ese guante fue reducida a una espesura extremamente peligrosa para adecuación a la perfección de lo que de ella se espera, sin el auxilio de cualquier superfluo cociente de seguridad antiguamente aplicado.
La cosa ha crecido tanto por la expansión autonómica que ya no consiguen poner en el plano económico la idea del imperdible, objeto de la división del trabajo, tan magistralmente descrita por Adam Smith en el capítulo primero de la riqueza de las naciones. Veamos, el ojo invisible de la economía inglesa se puso a observar el enorme trabajo que daba fabricar un imperdible. Aún con mucha experiencia y natural habilidad, un trabajador difícilmente conseguiría fabricar 20 alfileres al día. Era trabajo arduo, dificil y con muy poca gente dispuesta a pagar lo que costaba producir. Pero estábamos entrando en el mundo de las luces y la cabeza de los hombres se habrían para reconocer las ventajas del trabajo social, adaptándolo a divisiones específicas de un gran número de operaciones singulares. Un hombre desenrolla el alambre, otro lo deja recto, un tercero lo corta, un cuarto afila las puntas, un quinto prepara un extremo para poner la cabeza del alfiler. Por su vez, hacer la cabeza del imperdible requiere la habilidad de tres o cuatro obreros diferentes; poner la cabeza en su sitio exige participación de otro obrero; dar brillo al cuerpo es actividad para otro especialista, embalarlos en envoltorio apropiado a los deseos del mercado también es actividad para un autónomo.
Vimos como el trabajo diario de un hombre podía ser distribuido entre más de una docena para producir el mismo producto. Revivíamos el milagro de la división del pan en ostias consagradas. La división por especialización del trabajo muscular daba los primeros pasos cara a la gloria de 250 años. El secreto estaba en que más de una docena trabajando por un ideal imperdible, cada una conseguía producir cinco mil alfileres a más de lo que conseguiría una persona ejecutando sola todas las operaciones. El otro secreto era que el operario concentrado en una única operación para producir lo máximo posible no le sobraba tiempo para mejorar de vida. No es así en la labor del usurero. Su única especialidad es ganar dinero y lo gana descubriendo de quien lo puede quitar. He aquí una de las raíces del milagro capitalista: creaba empleo y se apoderaba del resultado (mas valía de Marx). Siéndole imposible dar uso personal a tanto imperdible el capitalista los vendía a cambio de alguna interesante obligación que, en la forma de pagaré, depositaba en alguna caja de la capital, donde las fuerzas reales le ofrecían seguridad a cambio de alguna merced.
Una característica de la vida es que todo va cambiando en el camino que nos lleva a la muerte. En algunos mirantes del trayecto ya no es aceptable lo que antes se aceptaba pasmado; ya no se ve con buenos ojos que la función de un especulador tenga intereses especulativos. Pero, sin el interés de la especulación que lleva a la capitalización de la producción marginal el capitalismo sufrirá de algún mal capaz de ahogar su voz. Stiglitz aboga que para dar libertad al capitalismo es necesario retirar la libertad de los mercados. Por cierto, idea bastante opuesta al liberalismo económico de Adam Smith, quien creía que el estado debía limitarse a cuidar de la estabilidad, el orden y el desenvolvimiento social. Los dedos escondidos dentro del guante saldrían en el momento oportuno para cuidar del mercado.
En el actual estado del mercado español, atendiendo propuestas de reestructuración de la banca europea, la sociedad vive con demanda potencial represada en las alturas, debido a que el afán de consumir ha sido contenido por la institución del desempleo. Si no hay demanda, las empresas disminuyen la oferta, ajustado el trabajo a la realidad comandada por la oferta que pueda ser vendida. Para que el orden social sea mantenido, el Estado se ve obligado a cuidar con recursos de cualquier origen todo el excedente de trabajadores. Tal alternativa agota las arcas del gobierno que, sin el recurso que le permitía crear moneda, pasa a vivir en apuros, como de hecho los está viviendo.
Austeridad, fuera del concepto atribuido por la RAE, puede significar gastar mejor con lo mismo, pero, en el actual contexto el gobierno busca gastar mucho menos para mostrar que es capaz de contener en velocidad moderada la corrida del déficit. Una parcela de todo que el estado gasta dentro de España revierte al presupuesto nacional en la forma de impuestos. La austeridad en los gastos elimina ingresos correspondientes al tamaño de la austeridad. El resultado dibuja una espiral de causa y efecto descendente: menos gastos, menos ingresos. Por este lado, el economista nobel, Stiglitz, tiene toda la razón del mundo cuando incorpora el pensamiento keynesiano de que en tiempo de crisis el gobierno debe acudir el mercado poniendo todas las prensas de la casa de la moneda a producir dinero. En la práctica, este modelo también muestra su lado agrio, astringente y áspero en sus consecuencias inflacionarias, mortificando siempre al más débil y penitente operario, en la acepción que la RAE atribuye a la palabra Austeridad. Aún teniendo más dinero, el obrero gasta menos y pasa a deber más. Los que tenemos más de 35 años en cada pierna conocemos muy bien la pesadilla del sueño austero.
El economista Stiglizt vino a Coruña queriendo vender su recado y dejó la recepta para combatir el suicidio. Como yo decía un poco más arriba, a cierta altura de la montaña Mohamed no llega, y esto te hace ver lo que tus propios ojos miran. Yo veo que donde escribe “no a la austeridad” el farmacéutico entiende que deberá venderte un purgante para limpiarte de todo que llevas dentro para dejarte austero. Se hace necesario leer y releer la bula para entender los elementos que entran en la recepta y saber del principio activo y los efectos colaterales que cada uno produce.
Austeridad seria remedio viable para prevenir algunas enfermedades graves, como la obesidad mórbida, infartos, derrames cerebrales y otros muchos males de la política mal digerida. Pero, ya habiendo caído en un pozo tan profundo, jamás conseguiremos salir del fondo cortando los pies y las manos antes de perder la cabeza que, después de perdida, nadie sabrá encontrar. Es de lo que avisa Stiglitz si Rajoy insiste en el remedio de la cosecha de Feijóo.
Todo enfermo busca desesperadamente un remedio que lo cure. El liberalismo del laissez faire fue un jarabe ingles dado para explicar el gran desarrollo de la economía en las naciones ricas. Lo que hace bien a algunos parece que también harán bien a todos y eso no es verdad. Y eso fue alertado por John Maynard Keynes en 1926, al escribir el fin de la libertad en su famoso ensayo “The end of laissez-faire”. La crisis laboral de los años 30 se resolvía por la fe que los mercados ponían en los estados que sabían fabricar dinero, y por la ilusión del dinero se fueron construyendo locas dictaduras por el mundo entero. Como todo remedio con fundamento en la ilusión no tiene efecto duradero, las crisis se vuelven recurrentes y mucho más virulentas. Los alemanes padecieron de tan grave mal antes de la segunda guerra mundial. El Brasil es ejemplo de nación rica con mucha gente empobrecida por las máquinas del banco central.
Stiglitz en A Coruña ha dicho verdades del tamaño del Gaiás, las cuales vistas en el espejo de otras culturas de política económica pueden significar mentiras de idéntica grandeza.
La austeridad no va funcionar para eliminar el mal del desempleo. Servirá para concentrar riqueza en los bancos.
La flexibilidad en las relaciones laborales transformará empleados estables en mano de obra descartable.
El uso masivo de dinero es un remedio amargo cuya validad ha caducado para el régimen español.
El papel de España es un deber a la banca europea, que tiene moneda propia pero debe dólares que no tiene y no puede producirlos en la medida que pueda ajustarse a lo que recomienda la receta contra la crisis.
El mundo va oliendo a difunto. Mueren los principios, padece la moral, sufre la ética, corroen los partidos; los políticos huelen a desconfianza, los obreros caen en el olvido, los bancos se funden en ganga de la que esperan extraer dinero. El dinero ninguna falta hará cuando se enteren de que el difunto, siendo polvo, todo lo tiene para existir como antes vivía cuando polvo era.
De momento, alimentados por la ciencia del entretenimiento de la nueva economía política, sigamos en cámara mortuoria vigilando la asimetría del conocimiento en el ocaso financiero de nuestro mundo druida.
¡A una, deudores! ¿Quienes son los creedores? Quienes son los creedores… quienes son los… quien…
Todo el mundo vende deuda. Grecia vende deuda, Italia vende deuda, España vende deuda. Portugal, Irlanda, Francia, Alemania, todos venden deuda. Unos la venden barata, otros, como recientemente España, la venden muy barata. Con un dólar el creedor puede comprar 1,07 dólares en España. Si estás en Alemania, con un dólar puedes embolsar 1,0215 dólares. Parece poco y es muy poco. Pero si en la mesa del juego hechas un millón y te metes a dormir la siesta, al cabo de un año, cuando despiertes, verás que tu suerte registra la ganancia de 70 mil dólares si juegas por España y 21.500 dólares para quien apuesta en la casa de juegos alemana.
Podíamos hablar de pesetas y las ganancias serían absurdamente mayores. También podíamos hablar de euros y todos haríamos mejor idea del valor de la ganancia de quien vive con agua fresca a la buena sombra. Ocurre que el euro no es moneda de circulación avalada por el FMI y, como cualquier otra moneda que no se llame dólar, corre el riego de que se lo lleve la corriente cuando el camarón se hecha una siesta.
Bien puestas las cartas sobre la mesa, el mejor jugador será aquel que apueste en la carta que rinda más y con menor riesgo.
Los EEUU entraron ayer en el mercado de deuda con 29.000 millones de dólares. Mis amigos, los creedores, podían comprarlos por menos de 28.000 millones, arrancando ganancias liquidas de 1.155,545 millones de euros, que vistos con otros ojos pueden representar lo que se paga a 77 mil obreros mileuristas. Una ganga que se puede realizar por medio de un ordenador en la intimidad de un apacible dormitorio.
Este mismo jugador, si en vez de retirarse a una isla de placer se pone a trabajar, verá que con los 29.000 millones del producto Deuda Americana podrá adquirir algo más de 29.623 millones de Deuda Alemana y, a seguir en el mismo día y desde el mismo diván, podrá realizar compra de deuda española en el montante 31.697 millones. Por tan sencillo mecanismo, limitado por el tiempo que lleva reconocer la asignatura digital, que en el caso de empresas dueñas de tecnología avanzada puede estar próxima de cero, el lucro extraído de ese sencillo y distraído juego puede alcanzar la locura de un inmenso infinito.
Ahora cabe preguntar, ¿quienes son y donde están eses jugadores que a la sombra de los laureles apuestan en el infinito?
En mi vida breve el eco de una voz cavernosa me responde en buen portugués: SÃO DEMOS QUE ACREDITAM NO MUNDO DOS DEUSES. (Son demonios que creen en el mundo de los dioses)
Sosieguen las sienes de los que moran en el condado de Perceebes, la crisis se resolverá sin ningún milagro que pueda ser atribuido a la crisis. No faltaría más. El gran milagro que ya se puede sentir andando a pie por las corredoiras del mundo aldeano es la enorme tajada que los creedores de la fe financiera van arrancando del martirizado deudor.
Por tan gloriosa estrategia operativa de la conjuntiva visualización recurren a la deuda soberana para multiplicar su crédito oficial por 1,07 a cada año. Mucho antes que ellos se apoderen del todo, nosotros nos quedaremos sin nada, andaremos leves como la pluma para volar a nuestro placer en dirección a nuevas emociones.
Contigo aprendí que esta será la primera verdad del cambio en la truculenta operación financiera. Aprendí como será la gran verdad que arrancarán de algunas verdades para albergarlas inquietas en los corazones de todos los españoles. Aprendí como son las cosas buenas y también como las verdades que existen caminan por aquí, pero contigo aprendí a no querer verlas desde el día que te vi triste y sereno en ese tu mundo de impuras realidades. Si por la clareza, el rigor, la seriedad, el trabajo constante y la perseverancia astuta nada pudimos sacar del programa electoral, por una justa reacción, con la misma medida de sentido opuesto, diremos ahora que el mandato otorgado salió de las urnas para dar secuencia a las reformas necesarias.
Habiendo trabajo para todos, en tiempo real, con fe de calidad en la esperanza y sin brotes de la caridad hipócrita, todos viviremos hermanados en una justa paz social. El compromiso con Europa será un compromiso sincero por el cumplimiento de lo que se pueda hacer, inequívocamente libre de adjetivos rotundos, muy contaminados por esa fe hechicera de que uno puede morir feliz viviendo en la miseria. Contigo aprendí que estoy empezando a aprender.
Los regentes de la gran orquesta de la Europa del Euro afinan los instrumentos buscando articular con su varita mágica la clave que permita escribir las notas de una nueva y fantástica sinfonía.
Lo hacen en medio a un agravamiento de la crisis por la escala que prima el riesgo de Italia y España. En Europa todo mundo debe a si mismo y no aparece cristiano que diga la culpa es mía pues, con tanta fe en lo que creen los del bando del crédito, refuerzan las particulares arcas con substanciosas tasas, aumentando aún más el desespero de los deudores, quienes ya se van amotinando de tanto rezar “Señor, perdona a quien yo debo para que él (justo creedor) pueda ingresar en el reino del cielo”
El viento sopla muy fuerte por estas bandas y ninguna barrera consigue interponerse entre el huracán que llega y la crisis que espera a que escapemos de la deuda. Contra lo dicho en el balcón de Génova, ya vamos pensando como ceder soberanía a la unión monetaria. De momento, los alibabás del débito ya creen que Rajoy sacará de la manga un as de palos. Será radical medida para el mal del déficit. Será un triunfo rellenado con palabras de ánimo y el sonido de un clarín, demandando atención para que España haga siempre más de lo que puede hacer mejor y rever el oro que todos debemos y no sabemos a quien.
Por Europa y el Euro nuestros camaradas salen a luchar con rostro alegre y fe demás, cara el mañana que, como ayer, hoy también nos prometen Patria, Justicia y Pan. Infelizmente, por un gran resbalo de la cospedal, solo conoceremos los desvíos del gran programa electoral antes del natal, lo harán por ocasión de un traspaso modélicamente distraído. Hasta allá no habrá relajamiento de la presión y por mucho que se niegue ya van soplando la fornalla con cenizas de ilusión. Al borde de un profundo acantilado España cumple lo que Dios manda. Y para merecer los cumplimientos del mundo abonado los españoles daremos un paso más.
No más abrir la página del mi venerado muy amigo Conde, un chulo crescendo de ovo podre invade esta mi modesta oficina por una de las varias ventanas del Windows cibernético. Preocupado, grité a mi esposa que verificase el grifo gaseoso con que tempera, dentro de un pote del antiguo caldo gallego, una mezcla de agua y café. El olor que circulaba por el interior de mis narinas me hacia suponer que el aroma tenía origen en el escape de gas, o por la bombona o por una de las parrillas del fogón. Me responde, también a los gritos (nuestras voces están separadas por dos muros, un piso y una escalera), que el café es excelente, el agua es pura y de la mezcla surge el típico aroma de todos los días: un aroma regado con el amor extraído del cultivo que juntos resolvimos cuidar desde hace casi medio siglo.
Tranquilizado, mis ojos continúan traduciendo al español, y de este al portugués con ayuda de la lengua gallega, lo que en mi cabeza brota por la semiente ideológica pensada y ponderada por la pluma del amigo conde.
No se decir si lo que yo entiendo lo entiendo por mi libre albedrio o por influencia inducida de los elementos de la traducción. Cosmopaletamente hablando, deduzco que del medio rural nos aconsejan producir un nuevo tipo de masa, gramada con fariña arrancada del Desvan de los Monjes. Trata-se de un invento enxebre de la culinaria popular artellada por la consejería, y para degustarla, guiados por la estela láctea, vienen al campo los magos de Oriente.
Ya no tenemos remedio que venga de fuera. El desequilibrio de la balanza de pagos impide su ingreso a la fauna y flora, rías y fragas que, siendo históricamente nuestras, ya van dejando de serlo.
¿Y ahora qué? – pregunta mi amado Conde. Ahora nada – él, el mismo responde.
Boga el gasero sobre el mar con cadencia de un príncipe casero, rema sereno sobre las frías aguas del norte gallego, como bien sabe hacerlo en las turbulentas aguas del ártico noruego. La gran historia, si en historia se coinvierte, será desvendada en su forma fósil desde la paletología, ciencia cumbre capaz de resucitar nuestra original lengua a los ojos y oídos del mundo, a recordarnos por los varillajes del triste ave la dulce canción del tren.
Hoy no es un día triste para España. Quizás lo sea para Mariano Rajoy Brey. Un primer día triste en una sucesión de días difíciles para esa ingente tarea de recuperar la confianza de los españoles en la esperanza económica que conduzca a la restauración del empleo perdido.
La felicidad mostrada en la calle Génova, contrastada con el silencio triste en la sede de Ferraz, deberá, a partir de hoy, encauzar toda esa energía positiva para algo que se materialice en hechos capaces de retornar a la senda del bienestar. Un bienestar muy dificil de ser alcanzado a corto plazo, si consideramos que antes será imprescindible contener esa sufrida caída de vuelo libre, en el que todavía no se vislumbre la naturaleza del suelo al que nos dirigimos.
La unión deseada por Mariano será imprescindible al nuevo gobierno, si quiere levantar bandera para la unidad de todos los españoles. Dos propósitos fueron matizados en el discurso de agradecimiento a todos que en él declinaron confianza: recuperar el empleo y resolver el problema de la deuda soberana. Ha dicho que hoy se levantará temprano para poner todo su empeño en el esfuerzo de conseguir los objetivos propuestos. Tiene carácter gallego y estilo disciplinado para iniciar y dar continuidad a los planos que establezca. Va depender exclusivamente de sus liderados.
No será suficiente que los liderados sepan leer partitura, necesitará músicos muy virtuosos en esos difíciles instrumentos de la colosal orquestra sinfónica, que él irá gestionar. Por ahí va el problema que hará el hoy de Rajoy un moderado día triste, primero en la sucesión de otros días que se irán complicando si los ministerios no son ocupados por personas competentes y de indiscutible consciencia social.
Ayer Rajoy ha declinado vocación para encuadrarse entre los principales jefes de Estado de la UE. Será un esfuerzo añadido a la enorme labor de ofrecer trabajo de calidad a los cinco millones de desempleados. Se hará necesaria la ayuda de algún milagrero, o de la espontaneidad de un milagro ocurrido en accidente, que revierta esa mala fe que nos va dominando. De momento no se vislumbra tal suceso y así se ha declarado: “No haremos milagro”. Dificil va ser pensar en otra cosa sumergido en el escenario actual, perfectamente delineado pero con propuestas de soluciones muy obscuras, confusas y resultado impredecible a corto y largo plazo.
Los recortes vendrán porque Europa los pide. Ya se van ejecutando en Grecia e Italia. España se adaptará con mayor o menor originalidad a la exigencia de la UE. España se ha casado con el Euro a la moda antigua, esto significa unión estable que solo la muerte podrá separarlos. Como en todo matrimonio, a la fase de entusiasmo, gloria y regocijo le sigue otra de acomodación de los sentimientos que a esa unión se oponen. Son sentimientos muy difíciles de administrar, principalmente para quien no admite la idea del divorcio o del aborto de algo, que surge sin querer y no habrá condición de cuidar.
No es un día triste, pero es día por el que se verá la tristeza a un buen gallego llegar.
Dios hizo el mundo en seis días. El séptimo lo dedicó al descanso. Cuando yo era niño, en el interior de mi cabeza alguna cosa daba vueltas. Pensaba yo como sería posible en seis días hacer tanta cosa de esa complicada ingeniera celeste, y el hombre, en los ocho millones de años que se atribuía a su existencia, lo poco que sabe hacer es destruirse unos a los otros.
Pasó algún tiempo para que alguien me probase, con aquella prueba de indiscutible dogma religioso, que los días a que se refiere la ciencia creacionista son días bíblicos, muy diferentes de los días solares que han permitido nuestra inmersión en el cuento de todo que sabemos contar.
Cuando veo pedir una moratoria de algo más de media hora, entiendo que el tiempo solicitado nunca ultrapasará una hora. Como una hora es fracción insignificante del día, es de buen palpite creer que todos daremos de buen agrado esa media hora a quien nos la pide, y con mucho más agrado si jura públicamente que nos la devolverá envuelta por jugo de sabroso interés.
Nuevamente, en esta mi segunda infancia, la cabeza rueda muy acelerada para descubrir dos cosas. Primero, el real valor de esa media hora. Segundo, cual es la clave de esa media hora, ¿bíblica?, ¿solar?
Esa media hora la piden para que la invistamos en una empresa que dicen que es nuestra, pero sabemos que quien así habla sabe que, por aplicación de esa media hora en un cóctel convenientemente azucarado, los anillos cambian de destino, al mismo tiempo que se deja necrosar el destino de su antiguo dedo. Estimando la potencialidad de esa media hora, aplicada en el día solar del próximo domingo, será fácil intuir su enorme valor: muy grande para el bien o un valor incalculablemente gigante cuando, por un desvío del rumbo deseado, va parar en el bolsillo de algún indeseado.
Es enigmático el exigir, de quien supuestamente va ganar, un margen de más de media hora. Aquí cabe pensar en la dimensión recurriendo a las dos claves corrientes, la solar y la bíblica. Cuando sintonizo la hora en clave de sol, oigo un ensordecedor ruido que no desaparece aún tapando los oídos. Si traspaso el código tonal a la clave bíblica, me derrito al pensar como podré establecer consorcio entre mi realidad solar y la virtualidad de la clave bíblica.
De momento, las campanas tocan por toda Europa. Nos piden para que no las escuchemos y hablan que de eso no se debe hablar. El BCE ha intervenido en otras ocasiones y continuará interviniendo. Eso es publico y notorio en los periódicos del mundo, pero quiere que los residentes en España no lo sepan y, si lo saben, que se queden mudos. En 2012 habrá crecimiento como lo hubo en el 2011. Los ingresos del gobierno serán mayores, como ocurre todos los años. Y para preparar el futuro ya van diciendo que tomarán decisiones que no gustan y hará cortes donde más pueda doler. Y por tal dolor me hacen saber el real valor que tendrá esa media hora del ciclo solar. La bíblica es puro cuento.
Yo creo en la democracia y en los buenos políticos, no faltaba más. Pero ¿donde está esa buena democracia y donde se esconden los bueno políticos que yo no los veo? Será por mi problema de cataratas, también creo yo. Pero el faro lo tengo bueno y consigo oler un buen político a la distancia que no veo.
Otra cosa que me tortura en esta vejez es el oído. No es por falta de orejas, que grandes las tengo, pienso que el sistema auricular se está atrofiando de tanto martilleo sobre la membrana de los tímpanos en los varios movimientos de esa sinfonía fantástica, capaz de rajar hoy la vieja piel de mis tambores.
Parece que va siendo hora de substituir los músicos por políticos. Según Rajoy, en el mitin de Barcelona, los políticos siempre remachan mejor las cosas y consiguen asustar el león con un simple ademán del avestruz. Con el león ausente de León y de la magna bandera, el avestruz famoso, que unirá los reinos de Galicia y Castilla, hará orgullosos a todos los cinco millones de ex empleados en la gran fiesta por la parada del empleo.
Finalmente, después del 20/N, todo el mundo podrá caminar por las calles de España, pues dejará de haber guardias que nos pregunten quien eres, de donde vienes y adonde vas. Seremos el corazón de una madre que tiene por hijos todos los nacidos en la Tierra, para ella no hay diferencia entre el rico y el pobre, el ausente y el presente, el que canta o el que llora, el que paga impuestos y el que no los puede pagar. Seremos finalmente iguales. Iguales en el color, iguales en el amor, iguales en la ilusión de ser obedientes a un único señor, el mejor entre los buenos gestores, que ayudará a los más iguales seguir adelante. En una palabra, todos seremos políticos. No habrá profesores, no habrá ingenieros, no habrá médicos no habrá zapateros, no habrá absolutamente nada que no parezca político.
Todos seremos políticos, pobres o progresistas, pero políticos de buen rabo, con cabeza de buena cepa. Nada más importará. Seremos siempre exportadores. Exportaremos todo, que es lo que importa. Le diremos a Europa lo que habrá de comprar. Y lo diremos altisonante para que los sordos nos escuchen, lo haremos de pecho abierto para que los ciegos nos vean. Lo haremos en un gran juego por el espacio de cuatro años y, si Dios quiere, continuaremos jugando por otros cuatro y otros cuatro y… hasta que la varita de la señora meiga se requiebre en un espasmódico sobresalto. El salto que quiso dar la rana después de severamente cocida en cazuela de agua tibia. O el salto que da el palo cuando palea la piel del tambor en esa fantástica sinfonía de Berlioz.
A 4 días del 20/n la valentía y la prudencia muchas veces se oponen. Cuando caminan juntas es para aconsejarnos a esconder la mano después de arrojar la piedra. Es un buen consejo de la prudencia para evitar que nos acusen de haber derrumbado el propio tejado de tanto pedregullo lanzado en esa dura, gigantesca y dificil casa de gobierno.
La cosa no anda para chistes y las alternativas que nos presentan para el próximo domingo será encajarse entre las duras y las maduras para ofertar el voto con altura de miras y así lo hagamos volar sobre los instrumentos de grandeza, que es la única visión que a ellos importa.
Sin cualquier programa presumiblemente factible, lo que vamos discutir el próximo domingo es la gran división entre resignados e indignados. Será el gran encuentro de dos equipos tradicionales y sistemáticamente rivales. Después del juego en colosal mata-mata habrá cambio de banderas. Para los que pierdan, la resignación. Para los que ganen, la indignación. Si, si, indignación porque no consiguiendo vender la factibilidad de los planos que por la parte de la ambigüedad programática creímos que tenían en la manga, sobrará la resignación de considerarlos indignos de nuestros amores.
Nos dicen que quieren estar entre los primeros de la primera división del mundo de la deuda del euro. Veamos, el primero es Grecia, el segundo es Italia y el tercero, el ganador del juego entre España y Portugal. No es tarea imposible. No neguemos la voluntad de superar las dificultades y seguir adelante. Esa voluntad la tenemos todos que respiramos. Pero sería mucha osadía hacernos creer que delante de la tropa que llega para desalojarnos, el desahuciado tendrá fuerzas para arengar consignas, opiniones y sugerencias que defiendan la permanencia en sus hogares. A la incertidumbre actual seguirá una monumental fiebre capaz de agitar la marea de reivindicaciones naturales que, sin respuesta factible, se transformará en una gigantesca onda para bañar toda la piel del toro que agasaja nuestra querida Iberia.
“El gobierno no puede ser escaparate de figurantes, sino que tiene que estar formado por personas serias y competentes que sepan de lo que hablan”. Pero esos que saben lo que hablan dicen: “no hacemos otra cosa que hacer lo que él nos dice”.
Él nos dice que estas elecciones las van ganar porque el español no tiene otra alternativa, y sin alternativa abriremos las piernas para dejar la pelota pasar. Serán tantas pelotas que será imposible al arco de las piernas dejar que todas pasen. Muchas se atascarán porque solo habrá empleo cuando haya inversión y habrá inversión cuando haya dinero y habrá dinero cuando haya crédito y habrá crédito cuando paguemos los dólares que debemos.
¿Y donde se encuentra todo ese tesoro de los miles de millones de dólares que debemos? En la isla del BCE no parecen estar, de lo contrario no habría problema, los devolvería al FMI y la cuenta de la deuda estaría encerrada, para desgracia de los intereses, claro. Todo ese dinero fue parar en manos de las economías en desarrollo. Salieron corriendo de España para financiar obras de construcción y torres gigantes para el hogar humano. Hogar que se tornará deshumano después que se compruebe que no tienen el dinero que se perdió en comisiones y fueron desviados a paraísos fiscales por la puerta trasera. Vivimos el paradigma de la rana. Como todos sabemos, la rana se cuece sin dar señales de sentir que su entorno se está alterando, se la acomoda al agua tibia y se deja nadar libremente mientras sube la temperatura; cuando el agua empieza a hervir la rana siente algo extraño pero es tarde, la rana está cocida por dentro.
Este es un tema capital que yo deseo adelantar a crédito de mi domingo económico. No es temprano para hacerlo, quizás se haga un poco tarde después de la paliza que me llevé por presenciarme a la fuerza del cambio en el acto de Santander.
Todas la previsiones de tan festivo discurso me hacen pensar que andamos a lombo de los huesos de alguna pareja de buey y vaca muy flacas y no hacemos otra cosa que pensar en lo que ella, en su sordo caminar, me dice. Alemania crece a una tasa del 0,5 por ciento; Francia camina un poco más despacio (0,4) y la mula nuestra se mantiene parada a espera de lo que se decida en el futuro próximo domingo. Mas, ¡que ilusión infantil por el crecimiento! Los que tenemos capacidad para escribir tanta chirigota hemos dejado de crecer hace muchos años, en mi particular caso ya van casi 60 años.
Con un crecimiento PIB acelerado hemos andado para atrás durante muchos años. Bajo el ruedo popular había, en números redondos, dos millones de desempleados, para mejorar la tasa de desempleo salimos al mundo y pedimos soldados para nuestras fuerzas, algunas armadas, como las que se fueron al perejil, y otras ensombrecidas por manchas de un alquitranado prestigio. Era necesario un cambio de marcha, y el cambio se hizo. Muchos soldados de las fuerzas sociales se fueron al garete debido al pinchazo de la bolla hormiguera.
Después llegaron ondas ensordecedoras del lejano occidente. Avisaban que el crédito sería contenido en su creencia de originar riqueza. El desempleo creció incontinente para sumar más tres millones de parados al contingente de los dos millones del gobierno pasado. Y era verdad, el crédito servía para cubrir las vergüenzas de ayer, sin mucha preocupación por el ahorro de taparrabos capaces de ocultarlas a los ojos de hoy. Y los ojos, por la sagrada ley de la sabiduría creacional, fueron programados para ver, y la visión fue política factible de un programa austero.
En efecto, somos la zona al norte de Portugal con mayor grado de envejecimiento. Quizá seamos superados por los viejos Trasmontanos, pero eso no viene a cuento. El cuento es que los viejos comemos menos y esto afecta a la demanda, obligando a un mayor esfuerzo exportador. Y ese esfuerzo irá a cuenta del viejo, evidentemente, pues es sabido que ya nadie quiere ofrecer trabajo al joven.
Nuestra clientela de la eurozona ya no demanda nuestro principal producto, el emigrante. Bastante gasto ellos tienen en pagar los retornados jubilados. Ya sabemos, por cuestión de fruta madura, que ella cae o pudre, generalmente al primer acto le sigue el segundo. Y he aquí la respuesta a la gran inquisición por el futuro de nuestra economía. No se elimina el viejo por procesos de autofagia. Decididamente no sabemos bien y olemos peor, pero por un programa factible del tiempo vamos siendo consumidos y, maduros, algunos más otros menos, vamos cayendo dentro de las trincheras habitadas por el gusano comilón.
No nos desanimemos que nunca es tarde. El nunca es algo presente cuya memoria puede ser recuperada. Por ejemplo, la mía me recuerda cierta envidia (entiéndase de la buena) que yo tuve allá por la segunda mitad de los años sesenta, cuando compañeros de trabajo, alemanes y japoneses, recibían cartas de sus países dándoles a saber que la nación sabia de su existencia y el Estado se prestaba a ayudarlos en lo que fuera. ¡Luego Alemania y Japón que eran dos países totalmente destruidos por la guerra!
España nunca supo rentabilizar el potencial de relaciones institucionales que contiene el mapa de centros gallegos repartidos por el mundo. Eso yo lo registré en mi experiencia del año 1961. El centro democrático, o Casa de Galicia, con un enorme painel Guernica en el salón de entrada, era considerado ingrato a los designios de Franco. Mi participación en el centro era formar parte del coro democrático con músicas gallegas en su repertorio. Ese centro desapareció con el adviento de la revolución militar del año 1964. Jamás supe de alguna sustitución por centro equivalente. Sé alguna cosa de la casa de Santos, pero poca cosa más. Se lo bastante de una casa de España, cerca de mi casa, para confirmar políticas de enchufismo y desvío de ahorros destinados a conservarlos; aunque legalmente registrado jamás yo fui llamado a participar de cualquier decisión del centro. Y con la modestia que por mis pies salpico puedo decir que formalmente yo tenía y tengo registro oficial de buena y solvente cultura.
Quizá sea tarde. Y de hecho siempre es tarde para todos aquellos que desean dormir en brisa fresca a la sombra de laureles. Es un problema del sedentarismo. La trashumancia tiene otros problemas. Y son problemas que no debían extrañar el pensamiento de los residentes presentes, pues es conocido como muchos se interesan en tener conocimiento de su origen celta, otros, de la cuna fenicia, de la cuna romana y judía, de los bárbaros suevos y godos y ya va siendo hora de reconstituir nuestra ascendencia mora. Por lo que en mi pesar cabe, a mi descendencia la ilusiona la idea de ver como es Galicia, como es España, como piensan mis hermanos, como viven sus primos. Yo tengo la llave de esta ilusión y la guardo en el baúl de mis recuerdos, quizás a espera de la resurrección de mejores momentos en el otro paraíso.
Repiten hasta lo absurdo todo el bien que lo pasaban en tiempos que ellos gobernaban. Repiten tanto que ya me va picando la nariz por oler un cierto sentimiento de que en el fondo ellos no se lo creen. Yo sí lo creo. Y ellos debían creerlo y omitirse de repetirlo tantas veces como el ave de un rosario.
Entre una estación y otra van depositando una chorrada de lamentaciones como esa de que el Estado del Bienestar es un tío muy resentido por las políticas socialistas. El estado de quien bien está nunca se resiente de lo que decide la política imperialista del centro-capitalista. Que sí, que sí, se lo digo yo: lo pasan bien y se deja llevar por ese bienestar, muchas veces bienestar indecible, bochornoso, peligroso y, a la larga, destructivo porque siempre habrá de aparecer huno que ponga la pata sobre la hierba en que pace algún burro perezoso.
No se ruborizan al hablar de un supuesto programa que, mirándolo a destajo, absolutamente nada programa. Y no lo digo yo que lo he leído de punta a rabo. Lo cuenta Rubalcaba al cabo de todo un programa delineado para que ambos dijesen lo que van hacer en el supuesto que a uno le caiga la cara y al otro le toque la corona. Nada, absolutamente nada. Y es por ese nada absoluto que vamos salir a la calle, irritarnos con otros compañeros y depositar nuestra intención de ofrecer representación a alguien que no dice lo que hará. Hombre, esto es muy revelador de la vocación que tenemos para llevar palo de algún caradura y después cantar plegaria de la piedad en novena novedosa.
Las cosas siempre se pueden hacer bien y de hecho son hechas para el bien de alguien. El gran problema es que ese alguien son siempre los mismos, cuspen en el plato y después ironizan el cocinero, el pescador, el carpintero, el zapatero y todos aquellos que al fin y al cabo necesitan vivir de su trabajo industrial o artesanal.
Pero vamos a ver, ¿entre todos los votantes existe uno que sepa explicarme lo que es una política eficaz o un programa factible? Díganme lo que es una política nueva pero no novedosa.
Jugando con palabras no apenas uno me daría mil respuestas. De la política sacaría la idea de que unos pocos cuajan un conjunto de acciones destinadas a gobernar muchas personas. A la política sustantivada en lo abstracto la modifican con el adjetivo eficaz y ya vamos pensando que las acciones se harán como programado, sin altercación, sin contestación, sin oposición; algo nuevo, sin duda, pero poco novedoso.
Contra todo que se dice, nadie contradice el hecho de que España sigue bien. La economía está estable y, si no me engaño, todavía sufre del mal del crecimiento. Crecimiento pifio, es verdad, pero al fin y al cabo nadie niega que sea un crecimiento, ni siquiera Rajoy, ni siquiera Feijoo, que andan enloquecidos en busca de argumentos que descalifiquen la gran serenidad con que Zapatero ha conducido la barca España a un puerto de transición.
Debían explicarnos como puede ser posible que en estos días de lamentable crisis económica existan en la zona del euro tantas personas muy capaces de mostrar el brillo de la riqueza. Es riqueza expuesta con sonriso abierto, transparente, pero austero de reflejos, aunque de la arcada de perlas con incrustaciones de oro salgan intenciones que la boca no desea expresar. Es un sonriso que muestra la cuna espléndida que los bambolea muy lejos del papademo griego y muy próximos al papasilvio, quien por la fuerza de su demisión hará bailar los gatos de don Militón, agravando el problema del desempleo a orillas de la casa nuestra.
En medio de tanta lágrima brotando en los ojos de cinco millones de españoles desempleados, se hace notorio el surgimiento de rostros un poco más serenos, aunque jaleados por el sufrimiento de épocas pasadas. Son las caras de brasileños, chinos, indonesios, indios, colombianos, malayos y sudafricanos, todos retornando al club de los países en vía de desarrollo, todos caminando en pasadas anuales, todas con un paso 10 % más largo que el paso del año anterior. El doble si comprado con los 5 % de los EEUU. Son pasos de gigante que en otra hora sería traducido por aumento equivalente de la demanda de empleo, pero que ahora así no ocurre y mañana será peor.
Por una vía del pensamiento llano, podemos pensar que el crecimiento de la riqueza se traduce en un mayor poder de compra de los países emergentes y, a su vez, por el giro trasnochado y alocado de la demanda, la cual provoca que aquellos que mucho trabajan sean llamados a trabajar más, para producir mucho y mejor y dar causa a más inversiones en tecnologías de producción. Son tecnologías de máxima excelencia en eficiencia, nos llegan con certificado de eficacia en la eliminación de puestos de trabajo humano. Esto significa la gloria para las instituciones financieras, o así ellas parecen pensar.
Nada a lamentar. Es sabido que los empresarios buscan obtener menos trabajo humano por unidad de producción. Con ayuda de algunos gobiernos, consiguen sacar grandes beneficios de los ahorros del trabajo para guardarlos en los fondos de pensión, en la seguridad social y en el tesoro obtenido por un complejo sistema de tributación del mercado. Son recursos capitalizados con artimañas del sistema financiero, cuyo destino sería el bienestar de la población, evidentemente también incluidas las personas que integran todo el sistema capitalista y sus derivativos financieros.
Es lo que debía ser, y por tal camino, idealizado desde que se inventó la máquina a vapor, debíamos estar todos contentos y mostrar alegría. Lo triste se revela sin saber quien tiene la culpa. Son más de cinco millones de trabajadores tirados a la calle. Sin culpa o con culpa algo habrá que hacer para que se mitigue el futuro estado de indigencia de todas estas personas que, con sus naturales dependientes, pueden ultrapasar la casa de los quince millones. Son una gigantesca masa que se dice en dos palabras, pero al contarlos juntos, uno a uno, se consigue ver la verdadera grandeza de tanta tragedia.
Del gigantesco drama pinga una pretensa buena noticia: de la gran ansiedad que cubre y aborrece la tranquilidad del sector gobernante habrá de surgir necesariamente alguna solución que regenere la antigua calma. Grecia el primero y ayer Italia han dado el primer paso para una gran reforma de la moralidad pública.
En España las expectativas no son halagüeñas. Habrá un cambio de gobernantes. Los dos candidatos que más se aproximan a la Moncloa poseen perfiles semejantes en lo que dicen que harán. Sabemos, no obstante, que de lo dicho al hecho hay un largo trecho, y cuando lo dicho tiene la soltura del humo, es justo pensar que cuando venga el fuego dirán que el calor de la llama ya estaba previsto en el programa y que solo cumplen lo que a la mayoría le dio la gana. Uno, con el rigor histórico de su pasado radical, el otro, con la voz melosa de quien supo negociar.
La economía anda parada en el crecimiento. El desempleado no anda, se arrastra sin tener a donde ir con lo que tiene. Lo que tiene es mucho, una gran fuerza en su voluntad para hacer algo útil. Es una fuerza que en el sentido tradicional de su significado económico va perdiendo valor. Habrá que repensar los valores. El valor de la solución podrá llegar por la fuerza de la necesidad creciente y la nueva economía a ella se adaptará… por alguna verdad o alguna mentira del poder sinfónico.
Ya no son tiempos para ignorar a 8 días del 20/N lo que ocurre en las corredoiras de la aldea global. Un estornudo en Grecia y las gotícolas que salen del pecho heleno, contaminadas o no por cualquier fiebre del papandreo o del papaberlusconi, se esparraman de inmediato por el mundo entero.
No es dificil oír los ruidos que afectan la economía gallega, pero o demo muchas veces estropea las antenas enxebres y nos hace pensar que todo pasa a las mil maravillas. Basta afilar los cuernos para oír a la gran distancia el mugido emitido por los presidentes diputacionales, en defensa de la manutención de sus prebendas provinciales a cambio de ofertar peor vida a los tributados, desempleados y sin cualquier fuente de renta que no sea la ayuda desinteresada de algún familiar.
Hay que repensar Galicia desde la ordenación del presupuesto familiar y no desde la intención espuria de aumentar el tributo para gloria de las besteiradas, que algunos políticos, de bestialidad concebida por el pecado original, consienten en practicar sin ninguna tolerancia a la remisión del pecado que nos alejó del paraíso.
Por mucha vuelta que se de a la manzana jamás encontraremos en ella cualquier razón que justifique condicionar su gusto al pagamento de un tributo. Tributos que nunca serán aplicados en aires que traigan mayor eficacia, eficiencia y coordinación a los afluentes del bienestar; algo que las familias necesitan desde el momento de la creación y por todos momentos que siguen. En las artimañas de la tributación siempre aparecerá una culebra, un judas y un pilatos para sugerir como lavarse las manos después de un “buen plan”, traidor del sentimiento humilde.
En las frías mañanas del tiempo otoñal, la austeridad bate palmas en mi portal. Pienso que aplauden el exterminio del la duplicidad de organismos públicos, de los gastos superfluos, de tanta funeraria agorando la vida, de los estratosféricos sueldos para los autodenominados cargos elevados, etc., etc. y un plus ultra de tantos otros etcéteras de la coña provincial. No, no. La austeridad llega armada de guadaña para decepar un buen trozo de mi pensión a la que tendrá derecho un pequeño grupo de parlamentares populares en decisión bianual. Baten palmas para dejar el mensaje nítido y claro de que tomarán cualquier ahorro que consideren desnecesario a la vida de un anciano, y lo harán como dice el programa, medio de obtener financiación no bancaria, es decir, que no habrá nada que negociar. Quien bate palmas es la ley del estado de la derecha, que aquí llega para decirme que está por encima de todos y a ella nadie tasca.
- Le ruego, Sra. Eva, que diga a su señor Adán para que suba al manzanar con los instrumentos financieros necesarios para llevar a cabo, de manera lo más eficaz posible y eficiencia permitida, la labor de arrancar toda casca, fruto y semiente que pueda servir de alimento a la grandeza del todopoderoso señor.
Frases ribombantes, lo sé; son propias del cabezal de algún plumaferoz, quién las arroja por el impulso digital de este vuestro inveterado bloguero, muy necesitado del aire que respira por el servicio voluntario de la libre crítica, atizándola muchas veces contra sí mismo al gasto de un modesto sueldo, hoy arrancado de una larga vida laboral que va siendo consumida en la buena gracia de un espíritu resabiado.
Sea cual fuere, el resultado del 20/N, distante 10 días, será un resultado cualquiera. Será un resultado que, en mi opinión, traducirá la opinión de muy poca gente. Habrá algún cambio, sin duda, pero si observamos lo que pasa todos los días, estaremos autorizados por la experiencia a decir que nada será igual a exactamente un momento atrás. En el ramo microeconómico los cambios van acelerados. En la visión macroeconómica la vida parecerá estancada, no obstante cambiará en una relación muy íntima con lo que pase a la mayoría de los ciudadanos.
Pienso que las personas que detengan la potestad de gobernar debían preocuparse no exactamente con lo que piensan sus paisano y sí con la vida que están llevando o podrán llevar en un futuro inmediato. En estos momentos, como durante una partida de futbol, la gente ocupa su pensamiento con dos o tres opciones: el partido X va perder, el partido X va ganar o … En la política no se prevé el empate. Luego el país acabará perdiendo al permitir que no se aproveche la experiencia de quien ha ganada antes y, aunque pierda después, bien útil sería prestando su experiencia al vencedor. Ejercerá su experiencia en la oposición, también es verdad, pero en la práctica conocemos que desde la oposición el juego que se practica es hacer un hoyo en la arena y esperar que en él se hundan los gobernantes. Los gobernados siempre se ahogan primero.
Más de cinco millones de individuos parados, en edad de la gloriosa esperanza y anulados por la imposibilidad de poner en práctica todo el vigor de su fuerza y conocimiento productivo, constituyen una verdadera tragedia por la que los que gobiernen y los que no gobiernen debían concentrarse, para que el paro, como un ligero e inconveniente desvío de la normalidad laboral, no se haga explosivamente endémico.
Esto puede sonar como un grito exigiendo pacto para el empleo. Sería un grito para la dignidad del hombre y su familia. Existen leyes suficientes para amparar tal grito, pero en muchas circunstancias algunos modelos de gobierno entienden que deben ahogar el grito amordazando la boca de aquellos que le sobra voz para gritar.
La vida es conducida por etapas sucesivas, dar un paso y acomodarse en el siguiente durante cuatro años no conduce a ningún lugar. Y cuatro años son una eternidad cuando se vive azotado por la pobreza, pues cada persona desempleada se siente como si estuviera vigilado por el ojo de un huracán y urge que lo retiren de tan nefasto viento.
Gritemos, pues, el grito de alerta con todo el vigor de nuestros pulmones para que nos escuchen todos aquellos que orejas tengan para oír y una buena cabeza para pensar en la gloria de quien quiera trabajar.
Por Dios, España y todos los desamparados, ¡VIDA AL EMPLEO!
Ayer el mundo entero caminaba por el rescaldo de la fogosa riña entre dos eminentes candidatos a ocupar el palacio de la Moncloa. Al otro lado, recordaba Pancho Ledo como es bueno para un reino mantener todos sus súbditos ocupados en labores de algo simultáneamente útil al individuo y a la sociedad. De la utilidad que se saque de lo que se haga adviene todo lo bueno y malo de lo que pueda constituir la piedra angular del proyecto gubernamental. El programa popular da énfasis al proyecto productivo, buscando obtener rentabilidad económica para arrancar alguna ganancia monetaria. El proyecto social se esmera en alcanzar beneficios con impacto en la calidad de vida de la población. Ambdos programas, fusionados el uno con el otro, darían un buen caldo de piedra con lo que se podría alimentar a mucha gente, no a todos, claro.
Son dos estilos estéticamente convergentes en el Estado del bienestar. Ninguno de los dos, concentrados en particulares principios de hermenéutica política, sería capaz de alcanzar los fines a que se proponen. Seguramente quedarían estancados en las propuestas mediáticas. Y así parece haber ocurrido durante el tiempo para exposición de ideas de ambos candidatos a la gestión de la vida pública y vida privada de los españoles. Gestión programada para los cuatro tormentosos años de cosecha del pimiento herbón, seriamente afectado por el mal de la tristeza.
Son dos estilos convergentes pero diferentes en el paladar. Saboreando las cenizas del rescaldo, ambos estilos muestran brillo obscuro, textura poco jugosa, con aroma algunas veces penetrante y otras ligeramente moderado, muy acedo en la entrada y bastante dulce en la salida. No se detecta la presencia de semientes que hagan sugerir siembra feliz y cosecha afortunada. Es más, al tacto parece que estos dos estilos han decidido seguir cara al sol, hermanados por la intención de nunca picarse. No obstante, por el humo, que nos hace pensar que existen ascuas vivas, es justo presumir que la buena hierba en corto plazo podrá transformarse en ortigas, con las que atizarán el deseo de picarnos más y más, hasta hacernos comer la tortilla francesa con sabor de yogurt alemán.
Parafraseando Pancho Ledo, fue el lunes de las dos estéticas antiéticas. Una ática, retranqueado azote de bajo techo donde pinga la lluvia de pungente amargor que resbala por los ramos de la alta higuera y que se transforma en azúcar de pesado plomo para zaherir y mortificar el otro. La otra es osiánica, distracción de la mitología irlandesa, importada del ciclo de Fenian para deleite y gusto de la nación de Breogán, magníficamente orquestada a la sombra habanera por el recuerdo de una queja a los pinos de Ponteceso, nación de Pondal. En el primero latió el eufemismo de un trágico derrumbe, con aplicación soberbia de la austeridad transitada en la profundidad de un obscuro y resbaladizo pensamiento. En el segundo rayó el brillo de la sinceridad en su natural aspecto de genio maduro, sobrio en los más comunes de todos los sentidos comunitarios, la sociedad. Juntos, sin embargo, destilaron ambigüedad, levedad y exageración de propósitos que no sabrán como cumplir en ese torrente de promesas, todas disímiles en el cauce de aguas turbias de la economía del euro.
A 12 días del 20/N me siento un payaso aburrido. Una ligera reflexión por lo que he visto en el debate televisivo revela mi patológica tozudez por querer seguir adelante. Una incisiva mirada a lo que resta del programa me alerta sobre el peligro de continuar y descarrilar por el sendero de lo absolutamente insignificante. Ninguna novedad fue expuesta para que pudiera entusiasmar mi ánimo a gastar algunos segundos en la elección del salvador de mi Patria.
Dicen que la lluvia ha mojado el suelo y que para secarlo será necesaria una enorme fregona. El temor optimista me alerta para la gran oportunidad de apuntarme en la categoría profesional de fregona. El temor pesimista me hace sentir como podrán retorcer mi pescuezo hasta el extremo en que la secura de la seguridad social exponga mi lengua a la claridad del día y, al verla diáfana y transparente, me acusen de rabioso por aversión al agua.
Para digerir lo deglutido pongo al relente de esta madrugada la nota silenciosa que he dado al debate: empate histriónico por la algazara anunciada de un ambiguo resultado.
18. Competitividad, eficiencia energética, sostenibilidad ambiental. Un verdadero mix de palabras equilibradas para una política energética, llevando en consideración lo que hay en materia de fuentes y capacidades disponibles.
19. redes eléctricas inteligentes y dispositivos para la gestión voluntaria de la demanda requerirán inversiones fabulosas en equipos tecnológicos con patentes de pertenencia a otras economías, a quien habrá que remunerar en valores que ellos exijan. Desenvolvimiento de tecnologías autóctonas exigiría inversiones de largo plazo, todavía mucho más fabulosas y con resultado incierto para la próxima legislatura.
1.8. Se innovará el empleo. ¿Como?
20. Evidentemente, con palabras bonitas de fuego fatuo, capaces de potenciar el ID con crecimiento del índice de desempleo.
En este punto el mecenazgo entra como una gran novedad política de los días modernos que nos reporta a los viejos días del señor mecenas, de quien los artistas recibían pan y comida por la labor realizada, a veces un lugar para poder vivir y, otras veces, algún dinero para sus gastos personales.
21. En el 21 pretenden reforzar lo que ya tiene suficiente protección, pero puede quedar desprotegido si no se resuelve el gran desafío que representa el masivo desempleo.
22. En el 22 se repite la misma arenga de insistencia competitiva entre las empresas. Esto casi siempre es entendido como menos gente para realizar lo mismo y mejor que ayer. Esto es, desempleo de quien está empleado y no sabe hacer otra cosa diferente de lo que ha aprendido a hacer. Si alguien lo duda, que se aproxime a un grupo de demandantes de empleo y verá como el colectivo está saturado de buena gente, con estudios superiores, experiencia tecnológica y una voluntad gigante de conducir sus vidas por el buen camino de la paz productiva.
1.9. ¿De que manga retiraremos nuevas tecnologías para la modernización?
23. Del canon digital, por supuesto, mejorando la percepción pecuniaria que grava su concesión por el uso efectivo de sus obras (¿?).
24. Haciendo más extensivas las redes fijas y móviles de nueva generación que pagaremos vendiendo la deuda soberana a un buen precio. Si alguna barrera se opone al despliegue de las infraestructuras, las eliminaremos.
1.10. ¿Y que infraestructuras son esas que tanto necesitamos?
25. Formas de conexión e intercambio modal. Algo muy claro que todos ya sabíamos por el conocimiento que tenemos de las autopistas del mar, corredores de la maratón ferroviaria y puertos alados.
26. Todas las administraciones serán obligadas a concentrar sus esfuerzos en la supresión de puntos negros, a sabiendas que toda concentración se basará en la eliminación de un único punto blanco, para evitar accidentes de continuidad indeseada.
¿Qué más puedo decir sobre lo que va escrito? Tal vez un SOS para que se mejore el popurrí energético o alguien reparta cordura a diestro y siniestro, bien al estilo de un buen herrero.
Ah, la reforma fiscal, he ahí algo que siempre interesa a cualquier nuevo gobierno: modificar leyes en vigor para adaptarlas a su mejor conveniencia y bondadosa templanza, guiado por el deber de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia (RAE definiendo equidad).
16. No se entiende como puede ser modernizado algo que se impone a toque de palo desde los tiempos más antiguos, claramente registrado en el artículo 31.1 de la Gran Ley. Miren ustedes, en cuestión de residencia el artículo 18 constitucional garantiza la intimidad personal y familiar y la propia imagen. Esa garantía, según la propuesta de reforma del Impuesto de la renta, no garantiza ese derecho a los desahuciados por motivo de desempleo. Defiende el ahorro a largo plazo, sin duda, pero la gran duda estará en saber si a largo plazo estaremos vivos los que hoy ya ninguna renta tenemos para ahorrar. ¿Esa reforma no se hará para dar harina a quien es dueño de un trigal? Planes de pensiones tributados me suena a plan de rico financista que quiere dar golpe en el dedo y otro en el clavo y siempre acierta la cabeza del trabajador, mermando su pensión, aunque a veces se equivoca y consigue transformar un rico distraído en miserable desesperado.
Elevar los mínimos familiares en el IRPF, especialmente en relación a las familias numerosas sería algo justo que ya no se ajusta a casi ninguna familia española. ¿No han oído ustedes que la tasa de natalidad decrece en proporción al alarmante desempleo? A este punto programático habría que añadirle una lupa para descubrir la familia numerosa habitando dentro de la península ibérica.
17. Cualquier tipo impositivo por muy guapo o guapa que sea no es algo que pueda interesar la razón de cualquier sociedad. Arrancar al chulo societario un quinto, si es pequeño, o un cuarto si es grande, siempre será un robo si no tiene renta para ser tributado.
Por cuestión de bondadosa templanza y guiado por el deber de la conciencia y el toque de Augusto Algueró, que despierta el alma picante en las Decajornadas de Boccaccio, más bien que por las promesas expuestas en el apartado de supuesta reforma fiscal, atribuyo al artículo 1.6 del programa popular un aprobado raso, flotando ligeramente arriba de un cuatro, para que no nos ahoguen en el pozo de la reforma fiscal.
Pretendo con la edición de esta nueva etiqueta (Domingo económico) escribir dominicalmente cualquier tontería sobre economía globalizante. Buscaré descubrir supuestos sucesos que puedan influir en el ánimo de los paisanos ceeltíberogodoromanos, habitantes de la idílica y autonómica nación de Perceebes.
Como todos sabemos, Perceebes está situado en el poniente extremo del lejano oriente y puede ser definida como una utópica isla del naciente sol, a orillas del este atlántico norte.
El coste de tan ingente esfuerzo para dar vida dominical a esta crónica semanal será a cargo del mismo tiempo que me consume y consume todos que tengan la paciencia de leerme. Ni un patacón más ni un segundo menos será arrancado del tesoro existencial. Es una ligera ficción fracciónal del capital que en presunción de una vida que ya ha superado el tiempo reglamentado por no sé quien para que lo disfrutemos en no sé donde de cualquier lugar, para deleite de la vanidad, lo sitúo al alcance de cualquier otro sentenciado humano que considere mi existencia objeto de tributo a la estupidez a cuenta de los que cuente este vuestro humilde villano.
Es un momento crucial para el G20. Si el encuentro tiene suceso, la Cumbre de Cannes habrá de registrar el primer acto capaz de alejar el gran riesgo de un debacle económico que se arrastra por el mundo. La alternativa sería agravar la situación invistiendo unos contra los otros para hacer de la crisis algo extremamente crítico.
El Fondo Monetario Internacional ha avisado que la economía global puede caer en una espiral de incerteza y aversión al riesgo, con disfunción del mercado financiero, débitos dinámica insostenibles y franco progreso de la mediocridad, todo en el centro de un explosivo desempleo.
Varios desafíos acechan la economía global, entre ellos el declino del crecimiento de la aldea global, aun considerando las elevadas tasas de crecimiento de los llamados países emergentes. Las brumas muestran su tono obscuro a los detentores del poder, y el aviso de una consulta al pueblo por parte de Grecia ha caído como roca helada encima de la cumbre, aumentado la ansiedad de los dirigentes, Las previsiones de crecimiento para las economías desarrolladas han retrocedido en la zona del euro de 2 para 0,3 y en los EEUU de 3 para 2.
Una segunda razón, conforme describe Chris Giles en Financial Times, está en que el resfriamiento de la economía global constituye simultáneamente causa y consecuencia de la crisis de la deuda soberana en el campo del euro. Considera este señor indispensable corregir la crisis existencial del euro, para que la economía mundial retorne a un eje seguro. La dificil situación económica de Grecia, la desconfianza en el origen de la deuda soberana de Italia y España, con sus crecientes gastos por los intereses de su renovación exigida por la banca europea, provocan desafíos de imprevisibles consecuencias, aunque en el campo de las posibilidades describirlas siempre sea posible.
El desequilibrio en la balanza del comercio exterior es otra probable causa de la crisis en la eurozona y constituye un gran desafío al ministerio del G20. La actual política de cambio paritario vislumbra que el gran superávit en dólares en cuenta corriente de China, Japón y Alemania deberá forzar, para equilibrar sus excedentes, el flujo de capitales y financiar el déficit en otros lugares, lo que ha generando un exceso en la economía de algunos países, que a los pocos ha sido transferido a cambio de más deuda a los países siempre endeudados por la paridad de monedas desiguales. La restauración del crédito ha mostrado la fragilidad de la deuda y el riesgo muestra su cara como siendo la punta de un iceberg. Todos sabemos que debajo de la blanca nieve flotante existe una enorme y peligrosa masa obscura, con potencial riesgo a la navegación de grandes excedentes. Este riesgo solo puede terminar con enormes pérdidas en la solidez de lo excedente, cuando, fusionado en las aguas turbias de un agitado amor, por culpa de una cabeza tiemblen las piernas de la financiada locura.