Pretendo con la edición de esta nueva etiqueta (Domingo económico) escribir dominicalmente cualquier tontería sobre economía globalizante. Buscaré descubrir supuestos sucesos que puedan influir en el ánimo de los paisanos ceeltíberogodoromanos, habitantes de la idílica y autonómica nación de Perceebes.
Como todos sabemos, Perceebes está situado en el poniente extremo del lejano oriente y puede ser definida como una utópica isla del naciente sol, a orillas del este atlántico norte.
El coste de tan ingente esfuerzo para dar vida dominical a esta crónica semanal será a cargo del mismo tiempo que me consume y consume todos que tengan la paciencia de leerme. Ni un patacón más ni un segundo menos será arrancado del tesoro existencial. Es una ligera ficción fracciónal del capital que en presunción de una vida que ya ha superado el tiempo reglamentado por no sé quien para que lo disfrutemos en no sé donde de cualquier lugar, para deleite de la vanidad, lo sitúo al alcance de cualquier otro sentenciado humano que considere mi existencia objeto de tributo a la estupidez a cuenta de los que cuente este vuestro humilde villano.
Es un momento crucial para el G20. Si el encuentro tiene suceso, la Cumbre de Cannes habrá de registrar el primer acto capaz de alejar el gran riesgo de un debacle económico que se arrastra por el mundo. La alternativa sería agravar la situación invistiendo unos contra los otros para hacer de la crisis algo extremamente crítico.
El Fondo Monetario Internacional ha avisado que la economía global puede caer en una espiral de incerteza y aversión al riesgo, con disfunción del mercado financiero, débitos dinámica insostenibles y franco progreso de la mediocridad, todo en el centro de un explosivo desempleo.
Varios desafíos acechan la economía global, entre ellos el declino del crecimiento de la aldea global, aun considerando las elevadas tasas de crecimiento de los llamados países emergentes. Las brumas muestran su tono obscuro a los detentores del poder, y el aviso de una consulta al pueblo por parte de Grecia ha caído como roca helada encima de la cumbre, aumentado la ansiedad de los dirigentes, Las previsiones de crecimiento para las economías desarrolladas han retrocedido en la zona del euro de 2 para 0,3 y en los EEUU de 3 para 2.
Una segunda razón, conforme describe Chris Giles en Financial Times, está en que el resfriamiento de la economía global constituye simultáneamente causa y consecuencia de la crisis de la deuda soberana en el campo del euro. Considera este señor indispensable corregir la crisis existencial del euro, para que la economía mundial retorne a un eje seguro. La dificil situación económica de Grecia, la desconfianza en el origen de la deuda soberana de Italia y España, con sus crecientes gastos por los intereses de su renovación exigida por la banca europea, provocan desafíos de imprevisibles consecuencias, aunque en el campo de las posibilidades describirlas siempre sea posible.
El desequilibrio en la balanza del comercio exterior es otra probable causa de la crisis en la eurozona y constituye un gran desafío al ministerio del G20. La actual política de cambio paritario vislumbra que el gran superávit en dólares en cuenta corriente de China, Japón y Alemania deberá forzar, para equilibrar sus excedentes, el flujo de capitales y financiar el déficit en otros lugares, lo que ha generando un exceso en la economía de algunos países, que a los pocos ha sido transferido a cambio de más deuda a los países siempre endeudados por la paridad de monedas desiguales. La restauración del crédito ha mostrado la fragilidad de la deuda y el riesgo muestra su cara como siendo la punta de un iceberg. Todos sabemos que debajo de la blanca nieve flotante existe una enorme y peligrosa masa obscura, con potencial riesgo a la navegación de grandes excedentes. Este riesgo solo puede terminar con enormes pérdidas en la solidez de lo excedente, cuando, fusionado en las aguas turbias de un agitado amor, por culpa de una cabeza tiemblen las piernas de la financiada locura.
en busca del todo por una cabeza
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