miércoles, 30 de noviembre de 2011

A FAVOR


Perdona, amigo Pousa, esta mi rara inclinación a lo políticamente incorrecto. Preservo, no obstante, vocación de origen druida para manifestarme siempre a favor de cualquier idea que por cualquier razón, atribuida a minoría o a mayoría,  se oponga al flujo normal de una corriente, ya sea por inducción continuada o sea por radicales desvíos de la alternancia planeada.

Soy todo lo opuesto del español clásico, de quien se afirma que su característica esencial es el estar siempre en contra. Si hay gobierno, dicen,  está en contra. Sin no lo hay, está en contra. Vive para estar siempre en contra. Yo, ya lo ves, aún siendo español estoy siempre a favor. Por la gran virtud de estar a favor, los que están contra ya van diciendo que yo vivo del aire, que soy tropicalista bananero, emigrante huido, retornado sin juicio, re emigrado sin calor, patatero sin descanso, panadero de la masa abatida. Y todos tienen razón, porque todos saben que yo soy a favor y no me asusta el viento cuando llega del lado contrario para soplar de frente la cara que está a su proa.

Expuesto lo dicho, lo que ahora digo es sincero, diciendo lo que quiero entiéndase que estoy a favor de lo que digo. Las agencias de calificación no mienten porque saben que el español los vigila. El español, sabiendo-se buen vigilante, dirá lo que todo vigilante piensa, “estoy de ojo en ti”;  lo que visto por ojos de su equivalente semáforo el mensaje indica estar contra el rojo cuando el verde toca, y viceversa en el caso normal de su contrario efecto.

El gasto público debe ser contenido dentro del límite de sus posibilidades. El gasto que supere la posibilidad no debe existir, y punto. Lo que no existe, porque no puede existir, nadie conseguirá  recortar aunque le sobren tijeras e intenciones para el intento. El Estado - créame, estoy plenamente de acuerdo con la idea de quien a la suya promueve  discordia - no es motor de crecimiento alguno. Por metáfora, el gobierno es foguista que alimenta el tren de crecimiento quemando leña que retira de los vagones. Nada más, nada menos. En el tren democrático, el cambio de foguista renueva el esfuerzo y a cada nuevo esfuerzo corresponde aceleración del ritmo, en cualquier sentido y con intensidad ignorada.

Sí, he leído por lenguas internacionales lo que el señor Fitch ha dicho al señor Rajoy. Y no consta que en régimen de libertad dichosa lo que ha dicho sea arrogancia de vaca que da leche merengada. Fitch muge a su bel placer para rendir cuentas a los intereses particulares de los que dominan el mercado popular, el foco de su atención no es el ciudadano nacional de Mariano. Por el reverso de la cantilena que hoy cuenta tocar, el cuento de Rajoy será desarrollado en el campo de las cuentas que por orden de transparencia será obligado a rendir al consejo europeo. No nos amotinemos, que si alguna cuenta no sale bien  será porque mal saldrá. Esto es posible como probado lo tengo que siendo muy a favor uno puede mostrarse radicalmente contra.

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