viernes, 4 de diciembre de 2009

BOCHORNOSO

Bochornoso
Es la primera palabra que me viene a la cabeza al leer las voces de un paisano que aprovecha de la benevolencia de los tributos comunitarios para hacer turismo demagógico por tierras de América.
La segunda, es coherencia. Coherencia en su actitud firme y decidida en vuelta de un objetivo que lo atormenta y de él quiere desencallarse: el voto de los emigrantes muertos.
Pasmo es la tercera expresión que invoca todos los gallegos, y más que a los gallegos, a sus vecinos y parientes baianos, al enterarse que la sanidad pública en Galicia no es pública y los gallegos hijos de Breoghan que vuelven a Galicia por cualquier razón natural y legítima no disponen de asistencia sanitaria.
Eso explica todo el trastorno que yo y mi esposa brasileña tuvimos  durante los dos años que vivimos en Galicia bajo el desastroso signo de emigrante y pecha de retornado ocioso. No fue difícil percibir que la atención sanitaria en la gloriosa villa  hospitalaria de la Xunqueira tenía un fuerte rancho de privada y que a pesar de toda la propaganda sugerente de centro homologado por principio y normas de la ISO 9000, carecía de gente competente en medicina medianamente popular, peor preparada en derecho constitucional y salvajemente autoritaria en fueros de administración local.
Ahora pienso que obedecían criterios jurídicos del gestor de la sanidad, un joven  con amplia experiencia en asuntos de agricultura, ganadería y montes, conducido por la mano de Romay Beccaria al puesto de Secretario de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y Consumo del gobierno Aznar. En el mismo año (1999), como presidente de INSALUD, no tuvo recelos en asociar la sigla (Instituto Nacional de Salud) con la palabra INSANIDAD y se metió de cuerpo y alma en la labor de desmonte sanitario por medio de INGESA (Instituto Nacional de Gestión S.A,nitaria (Sociedad Anónima).
Casi siempre las siglas reflejan el plumero del ave que las menea. Analizando el fraccionado sistema sanitario del Estado español es fácil comprender el descalabro de de la nacionalidad española y, por consecuencia, de cualquier región que la compone, llámenle autonomía, condado o protectorado del comercio privado.
A los gallegos atacados por elocuencia demagógica del mandatario del SERGAS solicito que observen, por ocasión de viaje a Galicia, si poseen todas las tarjetas sanitarias existentes en el entorno geográfico de aquella tierra que un día pensaron era su nación y que en guerra fratricida tantos murieron para defender su unidad. Veamos, de Madrid a Santiago, siendo acometidos por contagio gripal en la vía H1N1, deberán prevenirse con tarjeta SERMAS de Madrid, SACYL de Castilla y León. Desembarcando en Barcelona deberán prevenirse con las tarjetas ICS de Cataluña, SESCAM de Castilla la Mancha, SALUD de Aragón…
Resumiendo, un gallego que viaje a España, si desea prevenirse de eventual contagio de gripe española, deberá transportar consigo un conteiner de tarjetas. Siendo gallego, rico y abastado por sólida cuenta bancaria, pasaporte español y tarjeta Visa serán suficientes para un paseo relativamente seguro por la cornisa ibérica. Recuso, por falta de sentido, la bochornosa oferta de la tarjeta SERGAS.

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