miércoles, 9 de diciembre de 2009

UN VOTO = un candidato

Un voto para un candidato
En el año 2012 se celebrarán en España elecciones generales. Más de dos años antes y sin asunto para justificar un paseo por el rio de la plata, un mandarín galeno se sube al cerro y exclama a sus viejos patricios: ¡Oh, que video tan bueno!
Dirá en esta película lo que ha dicho el guaraní Evo: “No es fácil el cambio cuando los que han sido siempre poderosos tienen que renunciar a sus privilegios y ganancias. No tenemos muchas alternativas. O se mantienen los privilegios  de esos poderosos  o se garantiza la sobrevivencia de la vida en la Tierra”
¿Probará Feijoo en su paseo por la Plata que sus promesas de mandar los jubilosos gallegos a un cofre de cristal, guardado por adeptos en algún lugar, distante  a centenas de kilómetros de sus residencias, con el único deseo de echarlo fuera, serán realidad al final de su mandato?
Como gallego de la diáspora insisto en la poca fiabilidad del voto en urna o el voto por correo. Cualquiera de los dos sistemas cuando administrado por gestores corruptos y corrompidos, activa o pasivamente, se presta al engaño de la ciencia ficción. Luego cualquiera de los dos, por separado o combinados, se presta a lo que Feijo sugiere que ocurre en la conciencia del gallego emigrado. Si en Galicia no existe una conciencia de lisura por parte del CERA, y es fácil predecir que no la hay porque en más de medio siglo ni Galicia ni España nos han dignado con el interés de conocer nuestras existencias para saber si estamos muertos o continuamos vivos, no será posible rescatar la confianza en quien quiera que sea. Un censo, sin mucho rollo de palabras bonitas y estrategias mirabolantes, sería capaz de poner en el plano de una tabla toda la realidad y sentimientos de esta pequeña clase en proceso acelerado de extinción.
No creo que el político gallego sea menos inteligente que el político alemán o japonés en su intento de querer conocer la realidad viva y presente de sus ciudadanos en el exterior. Me refiero a esos dos pueblos porque eran japoneses y alemanes muchos de mis compañeros de trabajo. Vi en los años 70, sin necesidad de subir al cerro de Montevideo, como sus rostros se iluminaban cuando recibían carta del gobierno de sus países. Sentí como la ilusión de haber pertenecido a un país ibérico, generador de naciones y con mucha responsabilidad ante la necesidad de mantener viva la llama de nacionalidad española, se diluía en el ahorro mezquino de una carta remitida al sabor de intereses electoreros, apenas en ocasión de sufragio, sin más razón que la ocasión de conseguir una cantidad representada por un ente abstracto.
También  veo viejos canarios y viejos andaluces,  en situación económica mejor que la de muchos gallegos, como reciben ayudas de sus comunidades, al mismo tiempo que Galicia nos niega una vil miseria por reparo legítimo de un tiempo documentado y trabajado en Galicia.
En 2011 tendremos elecciones municipales, excelente ocasión para ensayar las bases de una democracia auténtica: UN VOTO PARA UN CANDIDATO y no un voto para un saco de patatas con algunas putris incrustadas. Cuestión de voluntad política, non sí?

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