viernes, 18 de diciembre de 2009

GUACHINANGO

Ojo a la bancarización, en el nombre del padre, con ancas, huevos y guachinangos.
La rica variedad en los temas que hoy domina la pluma y mano del triunvirato cronista del correo diario muestra el diversionismo de los colores arcoiriales  que afectan, en mugidos de múltiplos matices, la exposición tragicómica del problema galaico.
Ninguna originalidad que nos distinga de los opulentos feudos que sucedieron la bancarrota del imperio romano de occidente después de la tomada de Constantinopla, por el turco otomano al imperio bizantino. Como en aquellos viejos tiempos, la confiabilidad del político romano en las gentes que lo rodeaban refleja el saber empírico derivado por complejo del junio bruto, envidioso del plus de 24 horas, atribuido a julio cesar.
Es de Côte-d’Oriens que suena la gaita de vikingos, emparentados con celtas de la Galia turca por sangre auténtica de sucesión nepótica de parroquiales aventajados.
Nepotismo, palabra tan vilipendiada en el jargón jurídico de la política gala, es ahora enaltecida por comparación con iconos sagrados de la política contemporánea (Fidel, moisés galo cubano, y los Kim Xanes del eje del mal) para dar gloria a la boina puesta en un cacharro al pie del b(uen)-altar de la virgen de cristal en celanova, vila dos infantes. El jogral de los cantares, don Manuel, narra que en un abrupto promontorio de acantiladas, vacilantes rocas, monstruos arrancan de sus paradas bocas alaridos de rabia al huracán. No por menos, en nombre del padre el hijo fue clavado en la cruz.
Pero ojo al ajo que tato bien hace considerando las circunstancias de una rodilla atacada por la gota, y ya no corre como antes corría en los corredores del bosque Fernando Blanco, y pueda evitar que el ilustre lema sea capaz de fundir la paz de dos tradicionales caixas, la de Galicia y la Otra.  Hombre, me gustaría saber en que sociedad pública o privada no se desarrolla tensión entre los dirigentes y candidatos, afín de obtener el control político como medio de un fin altamente censurable. Tal medio consiste en ofrecer libertad al niño después que la teta deja de producir leche. Pero no creamos que cederán una cresta las ganas de las cajas por adherirse a las ayudas del padre autonómico, principalmente si tal padre considera bastardo el hijo social. La ordeña higiénica de una vaca requiere conocer el estado del establo y ubicación del banco en que sienta el amo y así consignar fortaleza a su proyecto de viabilidad política y financiera, del tamaño del rombo causado en los ahorros del hórreo con ojo en la bancarización.
Los rojos guachinangos de Conde complementan la batalla de la Farsalia en un modesto pueblecito de Cuauchinanco, en el ombligo de la luna.
En un lugar cualquier de un llano, al borde de una laguna,  dos ejércitos de imponente aspecto se enfrentan para producir consecuencias por las causas que se relatan. Un pelotón de ancas de rana, pelados como celtas desnudos, avanzan hacia la meseta defendida con uñas y dientes del noble conde. No habría resistencia si el noble viejo no estuviera armado con coraza de cuero,  buenos garfios y soberbio estómago para dar entierro al muerto picante.  Con huevos bien plantados, las ranas aztecas solicitan apoyo de la armada guachinango, marineros de envergadura roja, tostados al horno, de cara limpia, pecho abierto, con sal y pimienta y un poquitín de aceite prensado de ibera virgen.  
Alguna gente se extraña que tal batalla haya sido verdad. Fue verdadera sí, os lo aseguro yo, quien en nombre del padre da testigo a la bancarización con huevos de rana y roxo guachinango.

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