martes, 8 de diciembre de 2009

NON SÍ?

De verdad que sí.
Ese tomate rojo al fuego que le han puesto en la nariz no se descola, ni aun sabiendo estar delante de un público, mayor, lúcido y consciente de la realidad social de Galicia. Todos tenemos un pariente, un vecino, alguien engañado por las mismas serenas que en otro tiempo conquistaron la atención de Ulises desviándolo de su objetivo Troya.
Miren debajo del tapete lo que las alianzas populares esconden en las barreduras de sus lares. Verán desahucio, desapropiación, corrupción, arrogancia, mentiras, privatización, desdén por las autoridades nacionales y muchas promesas rebozadas en palabras musicalmente sonantes al soplón de sentimientos popularmente demandados.
              ¡Galegos da plata, mantede vosos brazos abertos!
Joder, que pedido más extraño en una era en que los gatunos son tan extraordinariamente expertos. ¿Será que ya son tan holgazanes que no se incomodan en robarnos si no les facilitamos la labor de abordar los bolsillos?  Quien ignora el desastroso momento de 2001, cuando sin moral ni respecto a los viejos y niños imposibilitados de luchar por sus derechos, en un eufemístico “manos arriba” les arrancaron la plata y el alma tupí, hundiéndola en la más profunda miseria.
Es de buena política la transparencia, sin duda. Y en el presente viaje del mandatario jacobino, tal transparencia se muestra claramente desprovista de cualquier ambición, expuesta ni oculta. Y el principio de Austeridad, tan exhaustivamente toreado en la pública propaganda arrojada a los mendicantes de promesas por todo el camino que lo condujo al primer Reich, queda desamparado a los cuatro vientos. La transparencia pone fríamente al desnudo toda virtud declamada en los discursos forjados bajo el timbre melódico de las palabras AUSTERIDAD, eficacia y eficiencia. ¿A cuenta de quien se gasta toda esta dinerama a débito de un paseo turístico de una comitiva de gallegos por América del Sur? Al precio medio de unos 4 mil dólares por cabeza (con derecho a avión, coche, hotel y lindas mujeres) los cien y pico delegados consumirán medio millón de dólares en futilidades que no llevaran ningún beneficio a los 125 mil gallegos bonarenses y nunca retornará resultado a los casi tres millones de gallegos en Galicia. 
Los gallegos de América dispensamos frases de ambigüedad cristalina, salidas de la boca de políticos, cuando la realidad histórica y un presente manchado por mentiras no les ofrecen estructura. ¿Que deberemos entender por delegación ubicada como sed proporcional a las capacidades económicas de la comunidad autónoma?
Si el hospital del centro gallego de Buenos Aires contabiliza un pufo de 13 millones de dólares (qué para el argentino es un absurdo porque los dólares que habían ahorrado antes del presente milenio se los robaron hace diez años) a quien nuestro mandatario quiere agradecer con ofertas de más tres millones de dólares?
Si piensa que el dinero de todos los gallegos deberá servir para garantizar asistencia sanitaria a todos los gallegos ¿por qué no practica tal discurso en tierras de Galicia? Los gallegos amparados por gobiernos de América se lo agradeceríamos. De verdad que sí.

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