lunes, 14 de diciembre de 2009

OPORTUNIDAD

Oportunidad
Lo ha dicho Domínguez. Y si Domínguez lo dice, dicho está. Pero, ¿que es lo que Domínguez ha dicho?
Bueno no lo dice así por decirlo, ni tampoco por decirlo lo dice. Nos lo recuerda para que acordemos del sueño de haber soñado dormidos que éramos fuertes para luchar, sufrir y sobrevivir. Y ahora, despiertos por latigazos de la señora Crisis, que el señor Feijoo parece haber querido ignorar en su majestoso viaje por América, viene a sentencia para adjudicar la gran verdad del gran emprendedor de la economía privada, en típica extracción de una mina exultante de frases repolludas, de raíz tamborilada, con agujero y cuero para servir de fuero en la cumbre de un mote gaitero:
“El emprendedor de verdad resiste y está preparado para los problemas”. Otra, “las crisis son un riesgo, pero también una oportunidad”. Por tan sabias frases, enviaremos nuestros paisanos empresarios del emprendedorismo gallego al fuego eterno de la hoguera inquisitorial. Pues hay los que muerden por la boca y otros que mueren por la fe.
Para quien es riesgo, todos lo sabemos. Para quien es oportunidad, bucear en un rio revuelto y lamedoso, hoy ya no hay pescador que afirme tal mérito, ni tirano que lo niegue. Ni tampoco la OAP-GALICIA, sigla de federación de profesionales autónomos, se atrevería a explicarlo a los miles de asociados que sin ánimo de lucro han perdido y pierden sus economías en una tarea poco sencilla de dar poder a un único interlocutor en acciones contra el Estado.
La desgracia nunca llega sola y la herida rascada sin asepsia contamina toda la periferia. A los tributos imponibles se sumarán tasas y contribuciones asociativas y otros dispendios por cuenta de vilipendios administrativos. Subirán los intereses de los empréstimos a cuenta de un seguro contra moroso e inadimplentes. Todo en un estado autonómico de tranquilidad federativa y buena esperanza por lo que ocurra en la festanza del jacobeo estelar. El resultado, ese sí, ya es histórico: dunas crecientes de arena flojas y bollas calientes de ánimo rojo prestes a explotar como bomba de palenque en misa de días festivos.
Si lo que dice Domínguez, Domínguez lo vende, qué Domínguez se lo compre y coma  por el precio que él quiera pagar. Señores, que la última peseta que yo tenía se acabó cuando el toro murió en un acto titiritero en mi plaza de España, hoy de la Constitución. Mis piernas no permiten que suba al trampolín vestido de polichinela. Y aunque mi corazón haya resistido la angustia de un pinto despenado, sufre airado el pulso agitado al temblor de la ocasión que inspira la oportuna Oportunidad.   

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