miércoles, 20 de enero de 2010

BURBUJA

El comentario primero a la opinión de Pousa es demasiado largo para ser reproducido y dejar espacio a mis elucubraciones en esta columna casi diaria. Pero de verdad que es un verdadero pinchazo en la burbuja que representa el alma financiera, su fundamento bancario y toda la magia del   sistema monetario.
El loro Foderico trinaba, como productor de  burbujas, soplando por un tubo una mezcla de agua y jabón. Para dar brillo a su burbuja introdujo un grano de oro y lo anotó como propiedad suya en un cuaderno de contabilidad, de esos que registran débito y su respectivo crédito. El grano fue marcado en la sección Débito porque aun siendo suyo de derecho, su origen pertenecía a la suerte súbita por la desgracia de un fallecido (para efectos de la teoría financiera no interesa saber como el fallecido obtuvo el grano de oro ni como ocurrió su muerte). Simultáneamente, fue hecho el correspondiente lanzamiento a crédito en partida doble. A crédito por que siendo suyo de derecho, de hecho no le pertenecía porque el grano de oro navegaba suelto dentro de la burbuja.
El registro contable quedaría más o menos así:
En la contabilidad de Federico:
A Débito,
             Loro Foderico debe a Fallecido un grano de oro.
A crédito,
             Loro Foderico puso en la bolla un grano de oro.
En la contabilidad de la Bolla:
A Débito,
             Bolla debe a loro Foderico un grano de oro.
De este primer registro se deduce que Foderico es dueño de un grano de oro (qué no tiene) y la Burbuja es dueña de un grano de oro (porque lo tiene atrapado en su membrana) Un celta cualquiera de esos bien inteligentes, acordándose del milagro de los peces, deduce que él también es capaz de producir milagros y avisa a todo el pueblo que existen dos granos de oro en la comunidad.
En un mundo culto rodeado de rascacielos, la burbuja sube por abrego efecto y, ya a la altura de la ventana del segundo piso, es atrapada por otro loro que hace registro del grano de oro a Débito suyo y a Crédito de la Bolla. Con el soplador de bollas inventado por Foderico, el Loro del segundo piso produce una nueva bolla utilizando el liquido de la primera bolla como elemento multiplicador. Esta, hinchada por tan noble esfuerzo, sube rápidamente a la ventana del segundo piso, donde será nuevamente atrapada, contabilizada y soplada con soberbia rapidez hacia las alturas. La fórmula matemática de todas estas operaciones por el lado del débito (recordemos que en el arte de la contabilidad Debito es todo que lo tenemos y crédito significa lo que otros pueden tirarnos) será:


Total del Debito = Loro1 debe + Bolla1 debe + loro 2 debe + Bolla 2 debe + … + Loro n debe + Bolla n debe.


Por suma total de las contabilizaciones individuales demostramos que la riqueza comunitaria por el lado del Débito  crece en razón de dos y el total puede ser determinado multiplicando 2 por el número de pisos. Así, en un rascacielos de 20 pisos existen hipotéticamente 40 granos de oro, o lo que es lo mismo, un grano de oro que antes pertenecía al Loro Foderico ahora es reivindicado por 40 loros.
Este es un milagro de intensidad primaria y, como en la escala Richter, también  pueden producirse avalos de mayor intensidad. Si el Débito significa  un derecho a gastar el grano de oro (el Loro), el Crédito significa también un derecho a que alguien (la Burbuja) exija su cobro. Sumando la estrategia milagrera del Débito y Crédito, la razón pasa de dos a cuatro y el grano de oro en su grandeza hipotética se verá fraccionado en 80 partículas.
Este es el efecto burbuja producido por dos agentes sociales (Loro y Burbuja) y una minúscula unidad en grano de oro. Para cansaros un poquito más, solicito que penséis en la enorme posibilidad de relaciones cruzadas entre loros y burbujas de diferentes colores y en la altura a que puede llegar un competitivo edificio.

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