sábado, 23 de enero de 2010

REGATOS DE TOBA

Observando las pancartas de la concentración, el problema no fue de lengua. La granadina angustia, que vi enrustida en rostros alegres y bonitos, se esconde en el sentimiento de lo que podrán hacer en el futuro los que enseñan gallego. Si les privan el trabajo que saben hacer, muy poca cosa podrán hacer con la lengua retirada del par de idiomas gallegos. El verdadero grito de guerra fue: ¡mantengamos nuestros puestos de trabajo! En este sentido no vi discriminación por la lengua, gallega la chica, o española la mayor, ni por cualquier coloración de bandera política o religiosa.


Me gustaría hablar como Sonia  y poder decir, como ella dice, que tiene 24 años, toda su vida habló gallego y no le fue tan mal. Dispenso su grandísima lastima sí, e si como gallega piensa que yo, gallego, soy un facha de clase media, medio esnob y urbanito de bajo monte, tal vez igual que ella, descendiente de insigne capador de cerdos, castellano-hablante por callapos de dos palabras y fiel nostálgico de la morriña costera. Vamos, que se puede filosofar utilizando la fuerza comunicativa de cualquier idioma, y los gallegos podemos también hacerlo utilizando apenas una, que podremos mejorarla salvando el tiempo que perdemos con la otra por defecto de triangulación amorosa.

Pero mi querida Sonia, aún hablando gallego todos los días de sus esplendorosos 24 años, deja obviar el aspecto supercosmopolitano de quien quiere alejarse de las vacas de la aldea y desea abandonar la cultura del arado, huyendo desesperadamente de su tradicional histórico para caer en las garras de la cultura universal, a quien paga lo ahorrado por sus padres y abuelos de la aldea, arrematados por dos carreras que al parecer no valen por una de capador de suinos y necesita complementarlas con más dos licenciaturas de algún nivel académico. Sonia, cuando alcance sus cuarenta años (le faltan poco más de quince), será obviada por la constatación de que cuatro carreras no es nada en el computo de una gran olimpiada. Y quedará triste por ver que el tiempo corrió más que ella y ahora la sorprende viendo que, por tanto estudiar, no le ha sobrado tiempo para saber que la utilidad del habla viene dada por la alegría de vivir en este valle de lágrimas, respirar no val do monte ao pe da vella carballeira, escoitar a sinfonía do vento a zumbar polo córrego e ver bailar en ritmo de vals os piñeirais e eucaliptos plantados nos montes de San Adrian de Toba…e deixar as augas correr como corrían cando Rosalia cantáballe “Adios rios, adios fontes, adios regatos pequenos”.

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