jueves, 21 de enero de 2010

NORMAL AL REVÉS

No lo se, nolo sei. De verdade que non cho sei. E mira que ja andei de joelhos no templo de Fátima, camiñei dentro da cripta de Santiago, recei na catedral de Aparecida y orei devotamente a mi virxen da xunqueira na vila dos xuncos. Busqué la verdad en los mandamientos, y vi cuan poderosos estos eran manipulando la mentira en máximas condensadas bajo la frescura de un palio. Falei libremente o galego cando o galego era publicamente proibido por um galego. Busquei a leitura do português e vi como esta língua se rendia ao império verbal de Coimbra e aos desejos normativos dos poderosos radicados em Lisboa. Fui paciente, disciplinado atrás de la lógica normal de los anormales normatizadores de la lengua. Y esto era bueno, porque así era la voluntad del señor. En 1961, el señor era un italiano que puso en mis manos la biblia de mis deseos por la que aprendería las técnicas que me harían entender los deseos de un dios mecánico puesto a mis cuidos para que de él retirase la empresa sueca el máximo provecho. Era un libro escrito en italiano técnico y yo me lo chapé enterito. Después vendrían pliegos de papiros estableciendo orientación en la dirección de la norma DIN, que me hacían entender en alemán como estrechando los limites con estrechos indicadores de pasas o no pasas se alcanzaba la perfección de la tolerancia perfecta. Cuando ya me creía muy próximo al señor, un señor todavía más poderoso me hizo ver que la verdadera verdad estaba en la exposición de las normas SAE y yo con mucha dificultad salí de gloriosos infiernos normativos para caer en el gran invierno de la norma mayor, el ingles de la UE, EEUU, ONU y otros fieles seguidores que la adoptan dentro y fuera de la pelota Tierra. Finalmente, en mi andada espacial caí en Galicia. Y no era una Galicia cualquiera. Era mi Galicia, la Galicia de mis padres, la Galicia de mi infancia, la Galicia de mi ensueño, la Galicia de los Andrades, de Fernando Blanco, de Mayán, de Pousa, de os fisterrans, muxians, camariñans, carnotans, dumbrians e dos introvertidos habitantes do Castelo de Vimianzo. ¿Qué encontrei? ¡La realidad al revés! Una realidad de ficción homologada desde Santiago sin mucha correspondencia con la realidad local que a los pocos, fermentando al capricho vulgar de los nenos, se transformaba en el revés de lo que había sido normal. A así yo sentí como perdía mi identidad por haber sido parido gallego en una Galicia que no era una Galicia cualquiera.
Si la Unión Europea es un tango que queremos tocar en Galicia, por mi sagrada intuición le aseguro que el gallego será un muro capaz de provocar ruido y nada más que un tenue ruido en los bailes de Europa. Será el mismo ruido que provocamos en Portugal, Angola, Mozambique, Brasil - para non lembrar o barulho practicado no concilio das Azores. Nos entienden, pero siempre que adoptemos el orden normativo de otras normas y non aquelas emitidas por decreto caprichoso da RAG. 

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