lunes, 15 de febrero de 2010

PÉNDULO ECONÓMICO

Hoy deseo hablar, por hablar, y explicar el gran problema de España por comparación con mi  vivencia en periodos recientes.
Mi PIB personal era del orden de 2 mil euros equivalentes. El PIB de mi vecino cuenta con 6 mil euros reales. Yo trabajo en España y mi vecino trabajaba en Alemania. Cuando yo viajaba a Alemania, el euro equivalente no tenía flujo corriente en aquel país y yo era obligado a cambiar la moneda española por la moneda alemana y los 2 mil euros equivalentes (desconsiderando las tasas bancarias y otros gastos) se transformaban en 2 mil euros reales de Germania.
Mi vecino y yo tenemos idéntica profesión, cursamos la misma escuela y en la práctica diaria nuestro trabajo es semejante. El nivel de vida determinado por el gasto en bienes y servicios también se equivale. Ambos vivimos bien y con relativo confort aunque en países diferentes. Cuando yo viajaba a Alemania mi vecino decía que yo tenía mano de vaca porque no la abría para gastar un céntimo, todo me parecía caro. Cuando mi vecino venía a España, llegaba con el euro alemán (real) y al cambio le pagaban 3 euros equivalentes por cada euro real. Mi vecino durante el mes que pasaba en España exhibía el poder de compra de un sueldo que, si en Alemania se limitaba a 6 mil euros, en España podían tanto como 18 mil de las pesetas, y muy feliz, como el sombrero en mano, paseaba por España bebiendo, comiendo, bailando y gastando 9 veces más de lo que a mí era permitido gastar en mi vida diaria
Esta es la asimetría que probaba que mi vecino era rico en España y yo era pobre en Alemania. Ambos no entendíamos el por qué, pero uno se alegraba y el otro sufría.
Llegó el año 2001 para hacer desaparecer el euro equivalente en valores de España y se introdujo el euro en valores reales de Alemania. Por convenido, en la zona del euro fue determinado que un euro equivalente de España sería cambiado por (digamos un valor hipotético para valorar el raciocinio) 2 euros reales. Por efecto de la magia del cambio yo observé muy contento que había aumentado mi sueldo en términos comparativos con mi vecino en Alemania. En España pocos se dieran cuenta del cambio pues los precios de bienes y servicios mantenían idéntica relación con la que había antes de la mudanza, y la vida continuaba adelante, con el incomodo de llamar a la moneda equivalente (peseta) moneda real (euro).
Por su lado, a partir del año 2001, mi vecino sintió que su moneda había perdido valor en España o, dicho de otro modo, con su sueldo en Alemania viviría mejor si viviese  en España. No le fue difícil convencer a su jefe que lo trasladase a una sucursal en España, reduciendo su sueldo a 5 mil euros, justamente en la misma empresa en que yo trabajo. Producción idéntica,  salarios iguales, es lo que reza la buena administración y justicia del trabajo. En poco tiempo vi mi salario subir a los 5 mil euros y los dos, mi vecino y yo, pasamos a vivir mejor en España que si viviésemos en Alemania.
El eco del bienestar en España se extendió por el mundo entero. Con euro real pasamos a comprar más y mejor fuera de España, al mismo tiempo que continuábamos vendiendo lo mismo a Alemania, debido a que nuestros precios, formados con sueldos menores, hacían nuestros productos más baratos que los producidos en Germania.
La gran virtud de un péndulo es buscar el equilibrio en dos extremos, se detiene cuando cesa la fuerza que lo desvía de su posición inercial. Lo mismo ocurre con la economía, oscila con independencia de su masa y naturaleza aunque en periodos no exactamente iguales. Hasta el año 2001 la masa humana del péndulo económico describía su trayectoria en el sentido de Alemania, con ella se dislocaba también la masa económica. Después de aquel año, habiendo agotado su arco máximo, la masa retorna en sentido contrario. En este juego de va y viene, los ángulos de amplitud y natural frecuencia irán depender del roce a que sean sometido por interferencia de fuerzas ajenas al flujo lógico en condiciones naturales.
Es así como veo la crisis que ocupa España y los españoles. Un royo indigesto, lo sé, pero en economía todo es muy complicado. Que lo digan mis amigos Stiglitz, Krugman, Mohammad Yanus  y mi querido paisano, Luis Pousa.
 

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